Me habían hablado antiguas
alumnas de lo bonita que era la asignatura de Literatura Infantil, pero
realmente no me imaginaba que, en un periodo tan corto, fuera a convertirse en mi
asignatura favorita este curso.
Llegué a clase el primer día,
nerviosa por saber si todo aquello que me habían comentado era cierto y
realmente iba a gustarme tanto esta novedosa asignatura. Entró nuestra
profesora, Irune, se presentó, nos explicó un poco la metodología de trabajo y
los temas a tratar durante el curso y, para mi sorpresa, nos pidió que le
preguntásemos todas las dudas que tuviésemos, tanto a nivel académico como a
nivel personal.
Gracias a esta primera
presentación, Irune consiguió lo que muchos profesores tardan años en lograr;
crear un ambiente, profesor-alumnos, cercano y de confianza. Nos hizo ver que
ella iba a estar ahí por y para
nosotros, respaldándonos, resolviéndonos dudas de cualquier tipo y ayudándonos
de todas las maneras posibles. Nos hizo tomar la iniciativa de nuestro proceso
de enseñanza-aprendizaje, haciéndonos realizar actividades con las que poner en
práctica los conocimientos que íbamos adquiriendo día a día en clase. De esta
forma, aunque al principio de manera delicada y cautelosa, todos y cada uno de
nosotros hemos conseguido deshacernos de esas ideas previas, erróneas, que
poseíamos sobre la Literatura Infantil, y las hemos sustituido por las
correctas.
El segundo día de clase, Irune
nos puso una serie de palabras clave en la pizarra y nos propuso que
definiésemos cada una de ellas. Las palabras eran las siguientes: libro, cuento, literatura y folclore.
Como se puede ver, se trata de palabras cotidianas, muy sencillas y que usamos
habitualmente. Pero, a pesar de eso, cuando cogí el bolígrafo para comenzar a
escribir, me di cuenta de que realmente no sabía qué poner. ¡Estaba totalmente
en blanco! No sabía cuál era la diferencia entre un libro y un cuento; no sabía
qué era exactamente el folclore y tampoco sabía definir qué era la literatura,
ya que la idea que yo tenía de este último concepto la relacionaba con la
Lengua Castellana de bachillerato. He de reconocer que, en ese momento, me
sentí bastante frustrada al ver que no era capaz de describir estos tecnicismos.
Por esta razón, añadí las ideas que se me vinieron a la cabeza de cada una de
ellas y, mezclándolas con las ideas expuestas por mis compañeras, las
definiciones que conseguí sacar fueron las siguientes:
-Libro: Objeto físico o digital que sustenta un mensaje y que se
encuentra compuesto por páginas escritas (una seguida de otra). En él se
recogen uno o varios textos diversos y, en ocasiones, imágenes, con el fin de
trasmitir un mensaje.
-Cuento: Narración breve en prosa o en verso, oral o escrito, de
ficción que tiene que contar una historia. El cuento es el contenido del libro,
cuenta una historia.
-Literatura: La literatura es el arte de la palabra. Es la capacidad
de crear arte mediante las palabras.
-Folclore: Es tradición popular e incluye muchos ámbitos (música,
fiestas, comida, ropa…)
Se trata de definiciones muy escuetas
e incompletas que he podido ir comprendiendo y ampliando a medida que hemos ido
avanzando con el temario de la asignatura. No obstante, para no adelantar acontecimientos y seguir un orden en mi reflexión, explicaré estos conceptos más detalladamente al desglosar cada uno de los bloques.
En cuanto a la metodología
llevada a cabo en la asignatura, me gustaría decir que, personalmente me ha
parecido muy enriquecedora, puesto que me ha ayudado a aplicar de manera
autónoma los conocimientos teóricos que he ido adquiriendo.
En clase, todos llevábamos leídas
las páginas que Irune nos había indicado previamente, para comentarlas,
ponerlas en común, ampliarlas y destacar aquellos aspectos imprescindibles que
debemos tener en cuenta para nuestro futuro profesional. Es decir, trabajamos
los aspectos teóricos en cada una de las sesiones.
Según íbamos acabando cada tema,
Irune nos presentaba una actividad práctica que debíamos elaborar teniendo en
cuenta las ideas claves y los conceptos de dicho bloque. Es decir, investigamos
y transferimos a la práctica estos aspectos teóricos resolviendo las
actividades de cada uno de los temas.
Para recopilar estas actividades,
cada uno de nosotros creamos nuestro propio blog a principio de curso, con el
fin de compartirlas con nuestros compañeros, comentarlas, dar feedback sobre
cada una de las entradas, traspasar los muros de la universidad, pero sobre
todo, para poder evidenciar todos los pasos de nuestro aprendizaje y ver
nuestra evolución al finalizar el curso.
Este tipo de metodología (el e-portafolios)
es, personalmente, la forma de trabajar que más me gusta ya que, lo que
verdaderamente llega al alumno, lo que le motiva, lo que le puede hacer
disfrutar, es ser él mismo el protagonista de su búsqueda del conocimiento.
Aprender disfrutando; aprender de los errores; aprender de los demás. Además,
mediante esta forma de trabajo, no se aprenden conocimientos de memoria para, posteriormente,
plasmarlos en un examen y que sean olvidados, sino que se profundiza en ellos y
se aprende a aplicarlos mediante actividades prácticas que realmente son de
utilidad en esta profesión; lo que conlleva a un aprendizaje personal,
significativo, que no se olvida.
A diferencia de la forma de
trabajar con el e-portafolios que llevamos a cabo con nuestra antigua
profesora, Piti, en este blog el feedback no se producía únicamente entre
profesor-alumno sino que, en él participaban todos los compañeros de clase. Gracias
a sus comentarios y a los de Irune en mi blog, he recibido críticas, propuestas
de mejora y elogios que me han motivado a implicarme al máximo en cada una de
mis entradas. De esta manera, no he abandonado las actividades al entregarlas
(como suele pasar en la gran mayoría de las asignaturas), sino que las he
mejorado, las he ampliado y me he implicado en todas y cada una de ellas. Al
tiempo que esto ocurría, mis conocimientos se han ido agudizando.
Además, la forma de evaluar esta
asignatura sobrepasa las meras calificaciones numéricas a las que nos
encontramos acostumbrados. Se han convertido en consejos y comentarios que te
permiten mejorar y avanzan en el aprendizaje, vividos desde la experiencia de
cada uno, y que te impulsaban a modificar, retocar y pulir cosas para
convertirnos en verdaderos profesionales y no únicamente para aprobar la
asignatura. De esta manera, he sido yo la que me he exigido a mí misma hacer un
esfuerzo más por mejorar, para lograr
ser, en un futuro, una buena profesional, sin quedarme en el “incompleto” de mis
conocimientos.
Con el mero objetivo de hacer un artículo más ordenado, he pensado en ir analizando
y desgranando las ideas que destacaría, bloque por bloque, para poder ir
reflexionando sobre ellas sin olvidarme de ninguna.
BLOQUE 1: Libros infantiles de
autor. Análisis y selección
Para comenzar con este primer
tema y poder hablar sobre la Literatura Infantil, nos vimos en la necesidad de analizar
los diversos tipos de texto existentes y ver cuáles eran las diferencias entre
cada uno de ellos. De esta manera descubrimos tres tipos de libros diferentes:
los literarios, los paraliterarios y los no literarios.
Así fue como aprendí que, la literatura es “un arte que utiliza las
palabras para manifestarse”. Su objetivo
principal es el arte en sí, hacer que los niños disfruten, no la enseñanza o la
inculcación de valores. Pero esto no implica que, además, no pueda enseñar o
generar procesos de reflexión en los niños.
Así es que, para que podamos considerar un texto como literario, este ha
de cumplir las siguientes características: su primer objetivo deber ser el artístico, en
él debe predominar la función poética, debe pertenecer a uno de los tres grandes
géneros literarios (narrativa, poesía o teatro) y ha de ser un texto de
ficción.
Por el contrario, los textos paraliterarios, tal y como se india
mediante el prefijo “para”, son relatos similares a los literarios pero difieren
en algunas características. No tienen por qué ser ficticios, pueden ser reales,
y su primera intención no es la
artística sino la didáctica. Lo que se busca mediante este tipo de textos es
que los niños aprendan; inculcarles una enseñanza moralizadora más que buscar su
entretenimiento.
Una vez comprendidos estos dos
conceptos (cosa que en un principio me costó un poco diferenciar) realizamos un
breve recorrido por la
paraliteratura y la literatura infantil, descubriendo que, no fue hasta el
siglo XX, cuando los libros fueron dejando de ser un instrumento moralizador o
didáctico, para convertirse en una verdadera fuente de placer y entretenimiento
para los niños. La paraliteratura, que hasta ese momento había dominado, fue transformándose
en literatura y con ella, los personajes arquetípicos y planos fueron
convirtiéndose en “niños reales” con los que los pequeños podían identificarse.
En este bloque también aprendí
que, a pesar de la inexistencia de textos teatrales dedicados para niños, hacer
teatro en clase es un recurso
psicopedagógico puesto que hace que los niños mejoren su lenguaje, pongan en
práctica su expresión artística, desarrollen su psicomotricidad, tomen contacto
con el lenguaje no verbal, etc.
Por su parte, la poesía infantil busca, no tanto narrar
una historia en verso, sino crear imágenes y jugar con el lenguaje para que el
niño viva y recree el mundo para conquistarlo.
En este apartado me veo obligada a hacer una mención especial a Gloria
Fuertes, ya no solo por su gran aportación a la poesía infantil, sino a nivel
personal por la cantidad de poesías mágicas suyas que me hicieron disfrutar
tanto cuando era pequeña.
Sin embargo, lo que
verdaderamente me gustaría destacar de este primer bloque, ya que lo considero
imprescindible para mi futuro profesional, es el análisis y la selección de libros de autor. Gracias a este apartado
pude realizar mi primera actividad del blog, que consistía en lo siguiente:
escoger un libro literario (“¿No duermes, Osito?” de Martin Waddell),
analizarlo según una serie de parámetros (formato y contenido), destinarlo a
una edad concreta (4-5 años) y hablar sobre cómo lo utilizaría en un aula real.
Con esto he aprendido que para
poder seleccionar los libros de mi biblioteca de aula, lo primero que debo
hacer es conocer en profundidad a mis receptores; sus intereses y las
características propias de su momento evolutivo. Lo segundo es leerlo personalmente para poder
ser capaz de analizarlo concienzudamente y ver si se adapta a lo que quiero y
necesito para mis receptores. Posteriormente he de basarme en una serie de
criterios, referentes al formato y al contenido, para realizar mi selección:
Aspecto
externo: El tamaño y grosor de las páginas debe ser adecuado para niños de infantil y no puede
ser un libro ni muy grande ni muy pesado, es decir, debe ser cómodo de
manejar y resistente. Además, aunque no es imprescindible que la portada
sea atractiva, el exterior influye en la motivación y en la elección de los
libros.
Ilustraciones:
No deben ser estereotipadas ni planas, si no sugerentes. Deben despertar algo
en el niño, provocar sensaciones y sentimientos, estimulando su imaginación y
su creatividad.
Tipografía: Es
muy importante que la letra se vaya ajustando a la evolución de los aspectos
fisiológicos que intervienen en la lectura. Las letras deben ser claras y
reconocibles a los ojos del niño, ya sea utilizando la trabajada en clase (la
“escolar”) o la que ven en su entorno (de “imprenta”) como la Times New Roman o
Arial, que son mucho más legibles.
Tema: Los
temas de los libros tienen que ser sugerentes y deben responder a los intereses
de los niños a los que van dirigidos.
Estructura: La
estructura debe ser clara para que los niños sean capaces de seguir la trama de
la historia. Existen varios tipos de estructura, pero para estas edades la más
sencilla y apropiada es la lineal, que consta de planteamiento, nudo y
desenlace.
Los personajes: Los niños pueden verse reflejados en alguno de los personajes ya que
reconocen los roles que representan cada uno de ellos.
Valores y
contravalores: Todo texto, sobre todo en los narrativos y teatrales, existen
valores y contravalores que adornan a los protagonistas y al resto de los
personajes. Es importante que estos valores y contravalores sean comprensibles
y estén adecuados a la edad de nuestros receptores.
El lenguaje y
el uso de la lengua: Es importante también que valoremos la adecuación del
vocabulario a la edad para la que va destinado. Debe estar escrito para
proporcionarle al niño una experiencia estética y de disfrute, pero siempre
asegurándonos de que el lenguaje se encuentre bien adaptado.
Para finalizar, una vez
seleccionados todos nuestros libros, debemos recordar que, debemos hacer un uso
correcto de los libros literarios en el aula. No debemos preguntarles a los
niños qué es lo que enseña o su moraleja, sino comentarlos, hablar sobre ellos,
exponer conclusiones… reflexionar. Por ejemplo, si yo utilizara el libro de “¿No duermes
,Osito?” en mi clase, tras su lectura hablaría con ellos sobre lo que ocurre en
la historia y posteriormente realizaría una serie de preguntas sobre temas
tales como: De qué cosas tienen miedo y por qué, Si duermen solos o
acompañados, Si duermen con alguna luz encendida, Si les gusta dormir, Qué
habrían hecho ellos en el caso de Osito Pequeño, etc. Con las diversas
respuestas que vayan dando, podría realizar múltiples actividades. Un ejemplo
de ellas podría ser pedirles a nuestros alumnos y alumnas que busquen
soluciones para los miedos de sus otros compañeros.
Me gustaría concluir diciendo que, la capacidad que tengamos
de elegir los libros que propondremos a nuestros alumnos, va a ser fundamental
a la hora de animar a la lectura o de apartarla de ellos y que, gracias a este
primer bloque, he tenido la oportunidad de conocer (leyendo, comentando blogs,
escuchando recomendaciones) libros preciosos tales como Orejas de Mariposa,
Elmer, Tú y yo, osito o Ser princesa no es un cuento. Además, tras varios
comentarios de Irune en esta primera actividad, por fin he comprendido que no es
necesario que el niño domine las destrezas necesarias para la lectura, sino que
para eso estamos nosotras, para hacerles llegar toda su función poética y su
simbolismo, consiguiendo que disfruten.
BLOQUE 2: Textos folclóricos. Selección y adaptación.
Desde que vimos por encima el temario y se dijo que, en este
segundo bloque, íbamos a tratar los cuentos folclóricos, es decir, esos cuentos
a los que Disney ha recurrido una y otra vez para crear sus películas, me
encontraba realmente impaciente por saber cuál era su verdadero “origen”.
Quería saber, aunque un poco apenada por el cambio que este bloque iba a suponer
con respecto a mi infancia, cuál era la base de estas historias que yo,
ingenua, tan bien creía conocer.
¿Caperucita fue a casa de su
abuelita? ¿Fue el huso de la Bella Durmiente, la causa de su sueño? ¿Perdió
realmente su zapato la Cenicienta? ¿Es Blancanieves la verdadera protagonista
de la historia? ¿La Sirenita se casó con el príncipe? ¿Qué fue realmente del
Soldadito de Plomo?
Fue con ese entusiasmo y ese ansia con los que me embarqué
en esta segunda parte de la asignatura. Tenía muchísimas ganas de que Irune nos
contase estas historias y nos explicase sus significados pero, para poder
comenzar, era necesario hacerlo desde el principio.
Aprendí así que la literatura
folclórica es la historia de un pueblo, de una cultura, de una sociedad,
que se ha ido transmitiendo oralmente de unas personas a otras, siendo adaptada
a las distintas culturas y a la época en la que se recogieron. Por esta razón,
contando con que una de las características del folclore es que tiene tantos
autores como personas lo hayan narrado a lo largo de los años, la historia
"original" nunca es la misma, sino que tiene multiplicidad de variantes.
Pero, para que no se perdieran estos relatos, algunos
recopiladores, entre los que cabe destacar a Perrault, los hermanos Grimm, Hans
Christian Andersen y Fernán Caballero, empezaron a transcribir, adaptar o crear
versiones de los textos que la gente del pueblo les narraba.
La función principal de estas manifestaciones literarias era
la lúdica, el conseguir proporcionar diversión y placer “al calor de la lumbre”;
no moralizante. Se trataba de narraciones inicialmente para adultos, aunque los
niños solían escucharlas con atención. Fue así como, poco a poco, la sociedad
relegó a un público infantil estos textos, consiguiendo que se incorporase la
literatura oral tradicional a la escuela, siendo considerada como “un juguete,
un juego más que divierta y deleite”.
Dentro de los textos folclóricos podemos realizar la
siguiente clasificación: textos en verso, que son aquellos creados para ser
cantados, recitados o para hacer juegos; o textos en prosa como los mitos, las
leyendas, las fabulas y los cuentos. A su vez, podemos realizar una segunda clasificación
de los cuentos según sean cuentos tradicionales, es decir, cuyo autor es desconocido
y su trasmisión es oral, o cuentos literarios , que poseen un autor y son
transmitidos por medio de la escritura.
Entre todos los cuentos en prosa, este curso nos hemos
centrado principalmente en el cuento maravilloso, por ser el más extendido y el
que ha provocado un mayor número de análisis y estudios. Dentro de este
apartado, me veo en la necesidad de hablar de Vladimir Propp y su libro
"Morfología del cuento", en donde indica que esta tipología de cuento
responde a una estructuración bien definida (fechoría inicial, acciones del
héroe y desenlace) y que todos ellos pueden analizarse según tres aspectos: los
papeles de los personajes, las acciones que componen el planteamiento, nudo y desenlace
y las funciones (31).
También en este bloque, he aprendido que los cuentos folclóricos
constan de fórmulas de entrada y salida para abrir y cerrar la narración y que
la magia es uno de sus elementos predominantes. Que es en los motivos de los cuentos de hadas
en donde se refleja precisamente la esencia del cuento y que existen 12 grandes
grupos en los que podemos agrupar a los personajes de todos los cuentos, sin
olvidarnos de la importancia que tienen los arquetipos a la hora de determinar
el significado de los relatos.
Así fue como Irune nos contó varios cuentos y mitos, como El
mito de Psique y Cupido, el cuento de la Bella y la Bestia, La Sirenita,
Caperucita, Cenicienta, Blancanieves, La Bella durmiente, El patito feo, El
soldadito de plomo, Toda clase de pieles o Piel de oso, para posteriormente
desgranarlos y poder ver en ellos todas estas características descritas
anteriormente.
La verdad que disfruté muchísimo con estas clases ya que, a
pesar de que hubo historias que duraron más de una hora, mi profesora logró que
me mantuviese atenta, sin perder detalle, haciendo que imaginase a los
personajes en mi cabeza, que me trasladase a otro lugar, a otra época, pero
sobre todo, logrando que aprendiese disfrutando.
Tras el análisis colectivo de varios textos
folclóricos, Irune nos propuso la segunda actividad: realizar la
adaptación de un cuento folclórico (Piel
de oso) respetando los elementos que, bajo ningún concepto, debían ser
cambiados y argumentando las modificaciones que realizásemos. La verdad que
cuando escuché el cuento y vi tanta muerte, el diablo, los suicidios,
la guerra, etc, me asusté porque lo vi tan duro, que no sabía por dónde
cogerlo. Sin embargo, cogí el ordenador, abrí los apuntes, puse el cuento
grabado en mi móvil y me puse manos a la obra. Fueron viniéndome ideas, las fui
apuntando y fui redactando, pensando en la edad para la que quería crearlo y,
tras varias relecturas, fui puliendo ideas, añadiendo otras nuevas y así fue
como conseguí crear mi adaptación, de la cual, he de decir, que me encuentro
muy orgullosa.
Gracias a este bloque, me he dado cuenta de la importancia
que tiene para un maestro el conocer las versiones originales de estos cuentos
para poder realizar nuestras propias adaptaciones que llevar a cabo en el aula.
Además, he podido revivir esa experiencia de cuentacuentos que tanto me gustaba
cuando era pequeña, y por tanto, me he dado cuenta de que estaba equivocada. No
son necesarias las ilustraciones de un libro para mantener la atención de un
niño ya que, sabiendo como contar una historia adecuadamente, haciendo uso de
elementos tales como la voz, la entonación o el lenguaje corporal, se puede
conseguir hacer volar la imaginación de nuestros pequeños receptores y hacer que se metan de lleno en el cuento,
como si en una nube estuviesen.
Para concluir con este segundo tema, me gustaría destacar
otros aspectos muy importantes a nivel profesional, que desconocía. El primero
de ellos es que no hay que explicar los cuentos a los niños. No hay que
quitarles la magia del folclore sino que hay que dejar que sean ellos los que
decidan lo que un texto les está transmitiendo. Y, en segundo lugar, destacar
que no debemos censurar los cuentos folclóricos en el aula bajo la excusa de
que el niño no va a entenderlos. Simplemente debemos saber
adaptarlos según el momento evolutivo en el que se encuentren, eso sí, teniendo en cuenta el esquema básico de un
cuento maravilloso y sin eliminar nunca los elementos esenciales de dicho
relato.
BLOQUE 3: La hora del cuento.
Gracias a este apartado he
aprendido, por un lado, la importancia que tiene que nosotros, los maestros
(futuros maestros), seamos los trovadores de los libros, la voz que estas
historias utilizan para llegar a estos niños que aún no saben leer, y por el
otro, las diferencias existentes entre las diversas formas de transmisión
literarias a través de las técnicas de cuentacuentos, narración con libro y
lectura, las cuales confundía y entremezclaba.
Antes de explicar en qué
consisten cada una de estas estrategias, me gustaría destacar la importancia de
crear un clima adecuado previo a la narración o lectura en voz alto, que
favorezca la escucha y, en caso de que haya ilustraciones, la visión de los
niños, haciendo de este momento un momento íntimo y de disfrute, no una ocasión
de “enseñar”. Además, es imprescindible que exista una interactuación con los
receptores para que consigan introducirse en la historia y mantengan su
atención durante todo este periodo de tiempo.
Una vez comprendido esto, que es
aplicable para todas y cada una de las estrategias, me gustaría comentar un
poco de que trata cada una y mi experiencia personal con ellas.
He aprendido que, para contar
cuentos mediante la técnica de cuentacuentos,
es necesario que el maestro estudie un gran repertorio de cuentos para su posterior transmisión a los niños; que al no
utilizar ilustraciones los receptores utilizan su propia imaginación para
imaginarse los personajes y el lugar en el que se desarrolla la historia; que es importante
utilizar fórmulas de entrada y salida, una entonación, un ritmos un volumen y
unas pausas determinadas según requiera la trama de la historia; que hay que
preparar previamente el cuento para ver cómo llevarlo a cabo en el aula
(interactuaciones) y además que debemos ser capaces de adaptarnos al público,
alargando o acortando partes del cuento según el interés de nuestros
receptores.
Esta estrategia es, bajo mi juicio, la más complicada de todas
debido a mi forma de ser. Siempre he necesitado aferrarme a algo, una imagen, un
libro, un bolígrafo, pero en el cuentacuentos estas tú solo frente al público.
Por esta razón esta será la técnica que más tendré que practicar para poder
perderle el miedo y realizarla con soltura. Aunque, a pesar de lo exigente que es el público infantil, me desenvuelvo con ellos mucho mejor.
En lo que se refiere a la
narración con libro y a la lectura, son conceptos que en un principio no
distinguía puesto que, para mí, ambas eran lo mismo. A pesar de estas primeras
ideas erróneas, tras su explicación en clase comprendí que estaba totalmente
equivocada.
La narración con libro es una estrategia en la cual, el maestro, debe
estudiarse previamente una historia para transmitirla con sus palabras e
interactuar continuamente con los receptores, pero contando con el apoyo visual
de las imágenes. Por tanto, es necesario que el libro utilizado para esta
estrategia posea un gran tamaño e ilustraciones llamativas que puedan ver todos
los niños. Si por el contrario estas son pequeñas o no se ven, debemos ser
profesionales y recurrir a alguna de las siguientes posibilidades: acercar
mucho a los niños e ir girando el libro para que todos puedan verlo, realizar
una ampliación de las imágenes a color o disponer de un proyector con el que
podamos proyectar, de manera ampliada, las páginas del libro.
En cambio, la lectura se utiliza para aquellos libros que perderían
todo su esplendor al ser contados o narrados. A simple vista puede parecer una
técnica muy sencilla, sin embargo, también en esta estrategia es necesaria la
continua interacción con el alumnado. No hay que caer en el error de leer un
cuento con voz monótona y sin mirar a los receptores. Hay que leer despacio,
vocalizando, entonando, enfatizando en aquellas partes que lo requieran,
utilizando un volumen adecuado, ya que los niños solo cuentan con nuestras palabras
y su imaginación para comprender, recrear y disfrutar la historia.
Al terminar, otro
modo de interactuar con nuestro pequeño público será mediante la formulación de
preguntas finales, a través de las cuales conseguiremos que los niños reflexionen, hagan
una valoración personal de la historia y reflejen, a través de sus respuestas,
la asimilación de los elementos esenciales del contenido. Jamás buscaremos que realicen un resumen detallado
de lo que han escuchado ya que, lo que nos interesa, ante todo, es conseguir
que disfruten. Solo así les estaremos acercando al puro placer de la narración
y al posterior interés por la lectura.
Para concluir con este
bloque me gustaría hablar sobre el taller cooperativo de comunicación literaria
en grupos de tres que llevamos a cabo en
el aula y que, posteriormente, tuvimos que reflejar en nuestros blogs. En él,
cada miembro del grupo debía prepararse una estrategia diferente, elegir un
cuento de acorde a ella y transmitírselo a los compañeros. A mí me tocó la narración
con libro, cosa que me gustaba, y decidí utilizar de nuevo el libro de “¿No
duermes, Osito?” debido a mi familiarización con él.
Esta actividad tan diferente a todas las que había realizado
antes y que, para mí, supuso un reto y una superación personal debido a mi
forma de ser, me resultó muy enriquecedora, tanto a nivel personal como
profesional.
A nivel personal porque me ayudó
a dejar mi vergüenza y mis inseguridades a un lado y superarme a mí misma, al
tiempo que permitió que me relacionase
de una manera más "íntima" con compañeros con los que tenía menos
confianza. A nivel profesional, en cuanto a que poner en práctica estas
técnicas y que me dijesen los aspectos que podía mejorar, me hizo crecer,
aprender y por tanto, mejorar como futura docente.
A su vez, pude comprobar de
primera mano la importancia de crear un clima propicio para narrar, contar o
leer un cuento en voz alta y la necesidad de hacer un uso adecuado de los
recursos para mantener el interés de nuestros receptores (ya sean niños o
adultos).
BLOQUE 4: Creación literaria por y para niños de infantil.
A principio de curso, cuando
miramos el temario que íbamos a seguir, se planteó en clase el porqué del uso de
las preposiciones POR y PARA niños
de infantil, que aparecían en el título de este bloque. Las conjeturas que
sacamos sobre esto son que había que hacer a los niños partícipes del
cuento, contar con ellos y que al crearlos, los estaríamos creando para ellos, siendo
ellos mismos los propios autores. Pero
esta definición tan incompleta y confusa quedó en el aire, para su posterior
resolución en este cuarto bloque.
Le estuve dando vueltas a estas
preposiciones, solamente leyendo el título, y comprendía la utilización de la preposición
PARA, ya que intuí que era el maestro
quien, basándose en los gustos e intereses de sus alumnos crearía textos para
ellos. Sin embargo, no entendía el POR.
No fue hasta que llegamos a este
apartado hasta que no entendí el porqué de su existencia. ¡Eran los propios
niños quienes, a través de su imaginación y con ayuda del docente, creaban sus
propios textos! Y no textos cualesquiera, textos en prosa, en verso y
dramáticos. Lo que me llevó a una segunda cuestión, ¿no iba a ser muy complicado crear este tipo de textos con los niños?
Gracias a las clases siguientes
que impartió mi profesora Irune, en las que nos explicó y nos mostró cómo poder
realizar estos tres tipos de textos, comprendí que no, que realmente era muy
sencillo.
Así fue como aprendí diversas
estrategias para crear textos en prosa,
entre las que me gustaría destacar el Binomio Fantástico y la Hipótesis Absurda,
de Gianni Rodari, debido a la gran imaginación que requieren y a la infinitud
de historias fantásticas que se pueden crear con ellas.
También descubrí que, para la
creación en verso, debía olvidarme
de esas rimas que todos buscamos siempre a la hora de realizar poemas y
sustituirlas por alguna de las estrategias propuestas en los apuntes. Además,
gracias a la clase práctica de ese día, tuve el placer de poder ver que usamos
la función poética de manera diaria, como cuando hacemos un acróstico con las
letras de un nombre o escribimos comparaciones respondiendo a la pregunta de “cómo”
es algo. Fue una clase que me encantó
pues, como dice Irune, un regalo de este estilo, independientemente de la edad
que se tenga, nunca deja a nadie indiferente.
Finalmente nos sumergimos en la creación
dramática, cuyas estrategias de creación
son las mismas que las utilizadas para la prosa. Entendí que, aunque es
complicado encontrar textos que puedan ser representados por los niños a estas
edades, la dramatización es un recurso imprescindible debido a la gran cantidad
de capacidades que es capaz de desarrollar en ellos.
Fue una vez comprendidos todos
estos aspectos cuando entramos en el tema de la creación de libros. Lo más importante que asimilé sobre este tema
es que, la creación literaria, se basa en tres reglas básicas: resistencia, mínima
inversión y poca dedicación económica. Es decir, una vez creados nuestros textos en
prosa, verso o dramáticos, para poder hacer de ellos un libro, debíamos
asegurarnos de que los materiales que utilizásemos fueran baratos y apropiados
para estas edades, que fueran resistentes y seguros y que el libro se elaborase
en menos de una semana (más o menos).
Tras aprender todo esto, Irune
planteó la actividad correspondiente
a este bloque, que esta vez consistía en crear un texto de cada tipo haciendo
uso de las estrategias propias de cada uno, cuales quisiésemos, basándonos en
una edad concreta y finalmente utilizar uno de ellos para hacer nuestra propia creación
de libros.
Al igual que me pasó con la actividad de “Piel de Oso”, aunque habíamos creado en clase
varios textos en grupo, no sabía por dónde empezar ni por qué estrategias
decantarme. Decidí comenzar por la creación en verso porque fue por la que me
decanté en un principio para convertir en libro. Así fue como elaboré una adivinanza,
sobre mi padre, que antes de eso fue una letanía.
Posteriormente me puse con la creación
en prosa porque vi los dibujos que me habían regalado los niños con los que
estuve de prácticas y quise hacer uso de ellos. Fue de esta manera tan extraña
como decidí utilizar la estrategia de historias mudas, creando mi libro “La
princesa astronauta”. Hablo de libro porque fue el texto que utilicé para hacer
mi creación de libros, con el fin de poder mostrarles mi agradecimiento a estos niños y
regalárselo; para que formase parte de su biblioteca de aula (cosa que
aún me queda por hacer).
El texto que dejé para el final
fue el dramático, puesto que en un inicio no sabía cómo abordarlo, la
estrategia que utilizar ni el tema sobre el que quería que fuese. Viendo que se
me agotaba el tiempo y que seguía en blanco, decidí pedir que me dijesen dos
palabras (yogur y flor) y basarme en la estrategia de binomio fantástico para
realizar una historia con ellas. Poco a poco se me fue ocurriendo la forma de
relacionar ambos términos y, gracias a la incorporación de otros dos personajes
(gotas de agua y un niño), elaboré mi texto dramático.
He de decir que estoy muy
contenta con el resultado. Ha sido una experiencia muy bonita y me parece un
recurso muy favorable para realizar en
un aula. Las inversiones económicas son mínimas, los niños serán los creadores
de los textos, disfrutarán elaborando su propio libro y además potenciarán su
creatividad y su pensamiento divergente; de manera que, coincidiendo con Gianni
Rodari, considero que la creación literaria hecha con niños solo nos
proporciona ventajas.
La verdad es que agradezco
muchísimo las clases que tuvimos (una incluso al sol) y concretamente esta actividad porque me han
ayudado a ver, no solo que soy capaz de elaborar textos, ya que, en mi futura
clase, con la imaginación de los niños esto me será mucho más sencillo, sino que
he comprendido que no hay excusas para no tener un rincón de lectura completo y
variado que responda a los intereses de los niños.
BLOQUE 5: Biblioteca de aula y
animación a la lectura.
El último bloque consistía en aprender a crear, diseñar,
gestionar y dinamizar una biblioteca de aula y concienciarnos de la importancia
que tiene este espacio en infantil.
Para comenzar, lo primero que me gustaría recalcar es que he
aprendido que, junto con el resto de espacios, la biblioteca de aula debe ser
considerada como un lugar importantísimo de la clase, puesto que es un recurso
didáctico que, nosotros como maestros, debemos saber utilizar. Es en este
rincón en donde los niños se iniciarán en la lectura autónoma, formarán sus primeros
hábitos que configuran al buen lector y desarrollarán su gusto por la lectura;
donde imaginarán, soñarán, investigarán para ampliar sus conocimientos o
simplemente (que ya es mucho) se divertirán.
Por lo tanto, no debemos dejar de lado este espacio, como por desgracia
ocurre en muchos colegios, en donde el rincón de lectura es un lugar mínimo,
compartido con algún otro rincón, en donde los niños, apelotonados, sacan
libros de una caja y “disfrutan” de ellos entre el ruido y los juegos de sus
compañeros.
También he visto lo influyente que es la elección y decoración de este espacio, así como la organización adecuada de sus materiales en él. Con esto quiero
decir que, es primordial situar nuestro espacio de biblioteca en un lugar amplio,
luminoso, agradable y tranquilo, en el que se puedan realizar múltiples y muy
diversas actividades. Además debemos decorarlo teniendo en cuenta que los materiales
que utilicemos se encuentren ordenados y accesibles para los niños; que les
estimulen y les inciten, no a leer un libro concreto y a saber sus detalles, sino
a traspasar su portada y lanzarse al mundo de la imaginación, haciendo que la
historia que han escuchado cobre vida, sea suya, le pertenezca y le transmita
sensaciones y emociones.
A su vez he comprendido que todos los bloques anteriores han
sido esenciales para poder crear un espacio de aula puesto que, a la hora de seleccionar y gestionar los fondos es
necesario que los docentes sepan cuáles son las características evolutivas de
sus receptores, cómo analizar un libro y
los criterios, en cuanto al formato y contenido, que se deben tener en cuenta. Así
mismo, para poder animar y dinamizar
el aula, como por ejemplo en la hora del
cuento, es necesario conocer las
diferentes estrategias existentes y saber cómo desarrollarlas.
Pero además de todo lo estudiado ya con anterioridad, he
conocido nuevas técnicas de animación, no para que lean un libro concreto, sino
para conseguir fomentar la comprensión lectora de estos niños que están
comenzando a acercarse al placer de leer.
Gracias a ellas, conseguiremos trabajar los mismos elementos que
trabajarían los niños más mayores en los comentarios de texto; es decir,
trabajaremos el argumento de la historia, sus personajes, la estructura y su
valoración, pero partiendo de la imaginación infantil o de un cuento narrado
por el docente.
De entre todas las estrategias de animación existentes, las
que más me han gustado y con las que más ganas tengo de trabajar, son: la
estrategia de ¡Te equivocas! en la
que el docente lee un cuento que ya los niños conozcan a la perfección y añade
múltiples errores con el fin de que los descubran, la de Gesticular sobre lo narrado, que hace que involucremos a los alumnos de manera activa
en el cuento, haciendo que gesticulen las acciones de los personajes y la
estrategia de La fiesta de los personajes,
que consiste en organizar una fiesta, al finalizar el curso, en donde cada niño
se disfrazará de su personaje favorito y les explicará al resto de sus
compañeros el porqué de su elección.
Una vez leídos, releídos y finalmente comprendidos todos los
conceptos y aspectos de este bloque, realicé la última actividad de todas junto a cinco de mis compañeras: elaborar un
rincón de lectura para un aula de infantil de segundo ciclo.
Se ha tratado de una actividad consensuada con otras futuras
maestras, cosa importantísima a nivel profesional ya que en un colegio no
estamos solos, sino que debemos trabajar siempre con nuestros compañeros (sobre
todo con los de etapa) con el fin de conseguir que todos los grupos disfruten
de las mismas ventajas. Igualmente, esta forma de trabajar conjuntamente,
siempre que todos sus participantes colaboren por igual, esforzándose y
aportando ideas, es mucho más enriquecedora y efectiva. A mí, personalmente, me
ha ayudado a valorar otras opiniones y coger ideas que puede que a mí sola
nunca se me hubiesen ocurrido, como puede ser la del panel de valoración o la
de poner lianas en un corcho a modo de gestión.
Así fue como, haciendo lluvia de ideas y reflexionando sobre
las necesidades y gustos de los niños a estas edades, nos decantamos por hacer
una biblioteca, “La salve Amazónica”, basada en esta temática. Esta elección se
debió a que, buscando fotos de rincones de lectura ambientados, encontramos la
imagen de una pequeña cabaña de madera con lianas y, como nos gustó tanto,
decidimos ver de qué manera podíamos incluirla en nuestra clase. Eso sí,
partiendo de que los animales y las plantas son un tema que gusta a todos los
niños y además nos daba mucho juego a la
hora de decorar y dinamizar la clase.
Gracias a la implicación que tuvieron todas y cada una de
mis compañeras, a sus ideas, aportaciones, opiniones e ideas, conseguimos crear
lo que a mi juicio ha sido una práctica, estimulante y preciosa biblioteca de
aula, que creo encantaría a cualquier niño (a mí incluida).
Si tengo que destacar algo de esta actividad es el esfuerzo
que supone poner en práctica una biblioteca que realmente funcione y que ayude
a crear en los niños ese gusto por la literatura. Además, me ha servido para
poner en práctica los conocimientos de todos y cada uno de los bloques
anteriores y como base para realizar otra biblioteca de aula para la asignatura
de Estrategias de Intervención Didáctica. Lo que supone que, en un futuro,
podré crear por fin una real en mi propia clase.
Y ¿Colorín colorado?:
Me gustaría concluir mi artículo final diciendo NO.
No a que, a pesar de todos los buenos comentarios y los
elogios que antiguas alumnas habían realizado sobre la asignatura, ninguno era
cierto. Lo que ha supuesto esta asignatura para mí, no puede expresarse por
completo con palabras. Ha sido un auténtico placer poder aprender disfrutando y
poder aplicar mis conocimientos de manera autónoma, basándome en la teoría dada
en clase.
He disfrutado al fin “estudiando” una asignatura y me encuentro
gratamente satisfecha con el proceso de enseñanza-aprendizaje llevado a cabo
durante este periodo de tiempo, porque, a diferencia de la metodología llevada
a cabo otras materias (prácticamente en todas), esta me ha permitido aprender
de mis errores, mejorarlos y poner en práctica todos los conocimientos
adquiridos en la asignatura. De esta manera, no solo he podido corregir mis
conocimientos sobre literatura infantil, sino que he podido pulirlos,
ampliarlos y ver realmente que, en un futuro, seré capaz de poder ponerlos en
práctica porque, ya no será mi primera vez.
En segundo lugar, también me gustaría decir NO al olvido. Es
decir, todo lo que he aprendido en esta asignatura ha resultado significativo
para mí porque, mediante las actividades que mi profesora nos ha propuesto, he
podido hacer mío el aprendizaje. Por esta razón, sé a ciencia cierta que los
conocimientos aquí adquiridos podré recordarlos siempre y hacer uso de ellos
para poder aplicarlos en mi aula.
Refiriéndome también al NO olvidar, me gustaría decir que mi
propósito es continuar con este blog para poder seguir subiendo entradas, leer
sobre profesionales del tema y compartir, con todas aquellas personas que
quieran, los conocimiento nuevos que vaya adquiriendo a lo largo, no solo ya de
mi carrera, si no de mi experiencia futura.
Por otro lado, me gustaría concluir mi artículo dando las GRACIAS.
Aquí mis gracias van dedicadas a muchas personas. En primer
lugar a todas aquellas personas que me han apoyado y me han alentado a estudiar
esta carrera porque he podido confirmar que esta profesión es la que realmente
me gusta y a la que quiero dedicarme; sin duda alguna.
También me gustaría dar gracias a todas y cada una de
las personas que han dedicado algo de
tiempo a leer mis entradas, pero específicamente a mis compañeros por
implicarse en mi aprendizaje y hacer comentarios constructivos con el fin de
que mejorase. Gracias a todos estos comentarios me he sentido motivada a
mejorar, ampliar y limar mis conocimientos.
Pero, a quien me gustaría dar las gracias más que a nadie es
a mi profesora Irune. No sólo por enseñarme la importancia de la literatura, de
los libros, de los cuentos, las bibliotecas de aula y otras muchas más cosas
imprescindibles en esta profesión y alentarme
a ponerlas en práctica, sino por trasladarme su amor por esta asignatura y
hacer que disfrute con ella. Es de agradecer que profesionales como ella sean
capaces de trasladarle a sus alumnos todo este entusiasmo por la materia y que,
establezca una metodología como es el e-portafolios, en donde los alumnos nos
vemos motivados a investigar y
apropiarnos de nuestro aprendizaje. Por eso, por conseguir crear ese clima tan
cercano y acogedor profesora-alumnos y por otras muchas cosas, académicas y no
académicas, gracias.
Referencias:
Apuntes Irune Bloque 1: Libros infantiles de autor. Análisis y selección.
Apuntes Irune Bloque 2: Textos folclóricos. Selección y adaptación.
Apuntes Irune Bloque 3: La hora del cuento.
Apuntes Irune Bloque 4: Creación literaria por y para niños de infantil.
Apuntes Bloque 5: Biblioteca de aula y animación a la lectura.
Otras páginas de interés que he utilizado son:
Se trata de revistas muy interesantes que suben artículos muy variados relacionados con la infancia.
A mí personalmente me han sido de utilidad otras fuentes como youtube, blogs o imágenes de internet, de donde he podido extraer ideas.