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miércoles, 1 de junio de 2016

Artículo Final

Me habían hablado antiguas alumnas de lo bonita que era la asignatura de Literatura Infantil, pero realmente no me imaginaba que, en un periodo tan corto, fuera a convertirse en mi asignatura favorita este curso.
 
Llegué a clase el primer día, nerviosa por saber si todo aquello que me habían comentado era cierto y realmente iba a gustarme tanto esta novedosa asignatura. Entró nuestra profesora, Irune, se presentó, nos explicó un poco la metodología de trabajo y los temas a tratar durante el curso y, para mi sorpresa, nos pidió que le preguntásemos todas las dudas que tuviésemos, tanto a nivel académico como a nivel personal.
Gracias a esta primera presentación, Irune consiguió lo que muchos profesores tardan años en lograr; crear un ambiente, profesor-alumnos, cercano y de confianza. Nos hizo ver que ella iba a estar ahí  por y para nosotros, respaldándonos, resolviéndonos dudas de cualquier tipo y ayudándonos de todas las maneras posibles. Nos hizo tomar la iniciativa de nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje, haciéndonos realizar actividades con las que poner en práctica los conocimientos que íbamos adquiriendo día a día en clase. De esta forma, aunque al principio de manera delicada y cautelosa, todos y cada uno de nosotros hemos conseguido deshacernos de esas ideas previas, erróneas, que poseíamos sobre la Literatura Infantil, y las hemos sustituido por las correctas.
El segundo día de clase, Irune nos puso una serie de palabras clave en la pizarra y nos propuso que definiésemos cada una de ellas. Las palabras eran las siguientes: libro, cuento, literatura y folclore. Como se puede ver, se trata de palabras cotidianas, muy sencillas y que usamos habitualmente. Pero, a pesar de eso, cuando cogí el bolígrafo para comenzar a escribir, me di cuenta de que realmente no sabía qué poner. ¡Estaba totalmente en blanco! No sabía cuál era la diferencia entre un libro y un cuento; no sabía qué era exactamente el folclore y tampoco sabía definir qué era la literatura, ya que la idea que yo tenía de este último concepto la relacionaba con la Lengua Castellana de bachillerato. He de reconocer que, en ese momento, me sentí bastante frustrada al ver que no era capaz de describir estos tecnicismos. Por esta razón, añadí las ideas que se me vinieron a la cabeza de cada una de ellas y, mezclándolas con las ideas expuestas por mis compañeras, las definiciones que conseguí sacar fueron las siguientes:
-Libro: Objeto físico o digital que sustenta un mensaje y que se encuentra compuesto por páginas escritas (una seguida de otra). En él se recogen uno o varios textos diversos y, en ocasiones, imágenes, con el fin de trasmitir un mensaje.
-Cuento: Narración breve en prosa o en verso, oral o escrito, de ficción que tiene que contar una historia. El cuento es el contenido del libro, cuenta una historia.
-Literatura: La literatura es el arte de la palabra. Es la capacidad de crear arte mediante las palabras.
-Folclore: Es tradición popular e incluye muchos ámbitos (música, fiestas, comida, ropa…)
 
Se trata de definiciones muy escuetas e incompletas que he podido ir comprendiendo y ampliando a medida que hemos ido avanzando con el temario de la asignatura. No obstante, para no adelantar acontecimientos y seguir un orden en mi reflexión, explicaré estos conceptos más detalladamente al desglosar cada uno de los bloques.

 
En cuanto a la metodología llevada a cabo en la asignatura, me gustaría decir que, personalmente me ha parecido muy enriquecedora, puesto que me ha ayudado a aplicar de manera autónoma los conocimientos teóricos que he ido adquiriendo.
En clase, todos llevábamos leídas las páginas que Irune nos había indicado previamente, para comentarlas, ponerlas en común, ampliarlas y destacar aquellos aspectos imprescindibles que debemos tener en cuenta para nuestro futuro profesional. Es decir, trabajamos los aspectos teóricos en cada una de las sesiones.
 
Según íbamos acabando cada tema, Irune nos presentaba una actividad práctica que debíamos elaborar teniendo en cuenta las ideas claves y los conceptos de dicho bloque. Es decir, investigamos y transferimos a la práctica estos aspectos teóricos resolviendo las actividades de cada uno de los temas.
 
Para recopilar estas actividades, cada uno de nosotros creamos nuestro propio blog a principio de curso, con el fin de compartirlas con nuestros compañeros, comentarlas, dar feedback sobre cada una de las entradas, traspasar los muros de la universidad, pero sobre todo, para poder evidenciar todos los pasos de nuestro aprendizaje y ver nuestra evolución al finalizar el curso.

 
Este tipo de metodología (el e-portafolios) es, personalmente, la forma de trabajar que más me gusta ya que, lo que verdaderamente llega al alumno, lo que le motiva, lo que le puede hacer disfrutar, es ser él mismo el protagonista de su búsqueda del conocimiento. Aprender disfrutando; aprender de los errores; aprender de los demás. Además, mediante esta forma de trabajo, no se aprenden conocimientos de memoria para, posteriormente, plasmarlos en un examen y que sean olvidados, sino que se profundiza en ellos y se aprende a aplicarlos mediante actividades prácticas que realmente son de utilidad en esta profesión; lo que conlleva a un aprendizaje personal, significativo, que no se olvida.
A diferencia de la forma de trabajar con el e-portafolios que llevamos a cabo con nuestra antigua profesora, Piti, en este blog el feedback no se producía únicamente entre profesor-alumno sino que, en él participaban todos los compañeros de clase. Gracias a sus comentarios y a los de Irune en mi blog, he recibido críticas, propuestas de mejora y elogios que me han motivado a implicarme al máximo en cada una de mis entradas. De esta manera, no he abandonado las actividades al entregarlas (como suele pasar en la gran mayoría de las asignaturas), sino que las he mejorado, las he ampliado y me he implicado en todas y cada una de ellas. Al tiempo que esto ocurría, mis conocimientos se han ido agudizando.
Además, la forma de evaluar esta asignatura sobrepasa las meras calificaciones numéricas a las que nos encontramos acostumbrados. Se han convertido en consejos y comentarios que te permiten mejorar y avanzan en el aprendizaje, vividos desde la experiencia de cada uno, y que te impulsaban a modificar, retocar y pulir cosas para convertirnos en verdaderos profesionales y no únicamente para aprobar la asignatura. De esta manera, he sido yo la que me he exigido a mí misma hacer un esfuerzo más por mejorar, para lograr ser, en un futuro, una buena profesional, sin quedarme en el “incompleto” de mis conocimientos.

 
Con el mero objetivo de hacer un artículo más ordenado, he pensado en ir analizando y desgranando las ideas que destacaría, bloque por bloque, para poder ir reflexionando sobre ellas sin olvidarme de ninguna.

 
BLOQUE 1: Libros infantiles de autor. Análisis y selección
 
 Para comenzar con este primer tema y poder hablar sobre la Literatura Infantil, nos vimos en la necesidad de analizar los diversos tipos de texto existentes y ver cuáles eran las diferencias entre cada uno de ellos. De esta manera descubrimos tres tipos de libros diferentes: los literarios, los paraliterarios y los no literarios.
Así fue como aprendí que, la literatura es “un arte que utiliza las palabras para manifestarse”.  Su objetivo principal es el arte en sí, hacer que los niños disfruten, no la enseñanza o la inculcación de valores. Pero esto no implica que, además, no pueda enseñar o generar procesos de reflexión en los niños.  Así es que, para que podamos considerar un texto como literario, este ha de cumplir las siguientes características: su primer objetivo deber ser el artístico, en él debe predominar la función poética, debe pertenecer a uno de los tres grandes géneros literarios (narrativa, poesía o teatro) y ha de ser un texto de ficción.
 
Por el contrario, los textos paraliterarios, tal y como se india mediante el prefijo “para”, son relatos similares a los literarios pero difieren en algunas características. No tienen por qué ser ficticios, pueden ser reales, y  su primera intención no es la artística sino la didáctica. Lo que se busca mediante este tipo de textos es que los niños aprendan; inculcarles una enseñanza moralizadora más que buscar su entretenimiento.  
 
Una vez comprendidos estos dos conceptos (cosa que en un principio me costó un poco diferenciar) realizamos un breve recorrido por la paraliteratura y la literatura infantil, descubriendo que, no fue hasta el siglo XX, cuando los libros fueron dejando de ser un instrumento moralizador o didáctico, para convertirse en una verdadera fuente de placer y entretenimiento para los niños. La paraliteratura, que hasta ese momento había dominado, fue transformándose en literatura y con ella, los personajes arquetípicos y planos fueron convirtiéndose en “niños reales” con los que los pequeños podían identificarse.

En este bloque también aprendí que, a pesar de la inexistencia de textos teatrales dedicados para niños, hacer teatro en clase es un recurso psicopedagógico puesto que hace que los niños mejoren su lenguaje, pongan en práctica su expresión artística, desarrollen su psicomotricidad, tomen contacto con el lenguaje no verbal, etc.
Por su parte, la poesía infantil busca, no tanto narrar una historia en verso, sino crear imágenes y jugar con el lenguaje para que el niño viva y recree el mundo para conquistarlo.  En este apartado me veo obligada a hacer una mención especial a Gloria Fuertes, ya no solo por su gran aportación a la poesía infantil, sino a nivel personal por la cantidad de poesías mágicas suyas que me hicieron disfrutar tanto cuando era pequeña.
 
 Sin embargo, lo que verdaderamente me gustaría destacar de este primer bloque, ya que lo considero imprescindible para mi futuro profesional, es el análisis y la selección de libros de autor. Gracias a este apartado pude realizar mi primera actividad del blog, que consistía en lo siguiente: escoger un libro literario (“¿No duermes, Osito?” de Martin Waddell), analizarlo según una serie de parámetros (formato y contenido), destinarlo a una edad concreta (4-5 años) y hablar sobre cómo lo utilizaría en un aula real.
Con esto he aprendido que para poder seleccionar los libros de mi biblioteca de aula, lo primero que debo hacer es conocer en profundidad a mis receptores; sus intereses y las características propias de su momento evolutivo. Lo segundo es leerlo personalmente para poder ser capaz de analizarlo concienzudamente y ver si se adapta a lo que quiero y necesito para mis receptores. Posteriormente he de basarme en una serie de criterios, referentes al formato y al contenido, para realizar mi selección:
 
Aspecto externo: El tamaño y grosor de las páginas debe ser  adecuado para niños de infantil y no puede ser un libro ni muy grande ni muy pesado, es decir, debe ser  cómodo de  manejar y resistente. Además, aunque no es imprescindible que la portada sea atractiva, el exterior influye en la motivación y en la elección de los libros.

Ilustraciones: No deben ser estereotipadas ni planas, si no sugerentes. Deben despertar algo en el niño, provocar sensaciones y sentimientos, estimulando su imaginación y su creatividad. 

Tipografía: Es muy importante que la letra se vaya ajustando a la evolución de los aspectos fisiológicos que intervienen en la lectura. Las letras deben ser claras y reconocibles a los ojos del niño, ya sea utilizando la trabajada en clase (la “escolar”) o la que ven en su entorno (de “imprenta”) como la Times New Roman o Arial, que son mucho más legibles.   

Tema: Los temas de los libros tienen que ser sugerentes y deben responder a los intereses de los niños a los que van dirigidos.

Estructura: La estructura debe ser clara para que los niños sean capaces de seguir la trama de la historia. Existen varios tipos de estructura, pero para estas edades la más sencilla y apropiada es la lineal, que consta de planteamiento, nudo y desenlace.

Los personajes: Los niños pueden verse reflejados en alguno de los personajes ya que reconocen los roles que representan cada uno de ellos.
Valores y contravalores: Todo texto, sobre todo en los narrativos y teatrales, existen valores y contravalores que adornan a los protagonistas y al resto de los personajes. Es importante que estos valores y contravalores sean comprensibles y estén adecuados a la edad de nuestros receptores.
El lenguaje y el uso de la lengua: Es importante también que valoremos la adecuación del vocabulario a la edad para la que va destinado. Debe estar escrito para proporcionarle al niño una experiencia estética y de disfrute, pero siempre asegurándonos de que el lenguaje se encuentre bien adaptado.
Para finalizar, una vez seleccionados todos nuestros libros, debemos recordar que, debemos hacer un uso correcto de los libros literarios en el aula. No debemos preguntarles a los niños qué es lo que enseña o su moraleja, sino comentarlos, hablar sobre ellos, exponer conclusiones…  reflexionar. Por ejemplo, si yo utilizara el libro de “¿No duermes ,Osito?” en mi clase, tras su lectura hablaría con ellos sobre lo que ocurre en la historia y posteriormente realizaría una serie de preguntas sobre temas tales como: De qué cosas tienen miedo y por qué, Si duermen solos o acompañados, Si duermen con alguna luz encendida, Si les gusta dormir, Qué habrían hecho ellos en el caso de Osito Pequeño, etc. Con las diversas respuestas que vayan dando, podría realizar múltiples actividades. Un ejemplo de ellas podría ser pedirles a nuestros alumnos y alumnas que busquen soluciones para los miedos de sus otros compañeros.  

Me gustaría concluir diciendo que, la capacidad que tengamos de elegir los libros que propondremos a nuestros alumnos, va a ser fundamental a la hora de animar a la lectura o de apartarla de ellos y que, gracias a este primer bloque, he tenido la oportunidad de conocer (leyendo, comentando blogs, escuchando recomendaciones) libros preciosos tales como Orejas de Mariposa, Elmer, Tú y yo, osito o Ser princesa no es un cuento. Además, tras varios comentarios de Irune en esta primera actividad, por fin he comprendido que no es necesario que el niño domine las destrezas necesarias para la lectura, sino que para eso estamos nosotras, para hacerles llegar toda su función poética y su simbolismo, consiguiendo que disfruten.

BLOQUE 2: Textos folclóricos. Selección y adaptación.
Desde que vimos por encima el temario y se dijo que, en este segundo bloque, íbamos a tratar los cuentos folclóricos, es decir, esos cuentos a los que Disney ha recurrido una y otra vez para crear sus películas, me encontraba realmente impaciente por saber cuál era su verdadero “origen”. Quería saber, aunque un poco apenada por el cambio que este bloque iba a suponer con respecto a mi infancia, cuál era la base de estas historias que yo, ingenua, tan bien creía conocer.

¿Caperucita fue a casa de su abuelita? ¿Fue el huso de la Bella Durmiente, la causa de su sueño? ¿Perdió realmente su zapato la Cenicienta? ¿Es Blancanieves la verdadera protagonista de la historia? ¿La Sirenita se casó con el príncipe? ¿Qué fue realmente del Soldadito de Plomo?
Fue con ese entusiasmo y ese ansia con los que me embarqué en esta segunda parte de la asignatura. Tenía muchísimas ganas de que Irune nos contase estas historias y nos explicase sus significados pero, para poder comenzar, era necesario hacerlo desde el principio.
Aprendí así que la literatura folclórica es la historia de un pueblo, de una cultura, de una sociedad, que se ha ido transmitiendo oralmente de unas personas a otras, siendo adaptada a las distintas culturas y a la época en la que se recogieron. Por esta razón, contando con que una de las características del folclore es que tiene tantos autores como personas lo hayan narrado a lo largo de los años, la historia "original" nunca es la misma, sino que tiene multiplicidad de variantes.
Pero, para que no se perdieran estos relatos, algunos recopiladores, entre los que cabe destacar a Perrault, los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen y Fernán Caballero, empezaron a transcribir, adaptar o crear versiones de los textos que la gente del pueblo les narraba.
La función principal de estas manifestaciones literarias era la lúdica, el conseguir proporcionar diversión y placer “al calor de la lumbre”; no moralizante. Se trataba de narraciones inicialmente para adultos, aunque los niños solían escucharlas con atención. Fue así como, poco a poco, la sociedad relegó a un público infantil estos textos, consiguiendo que se incorporase la literatura oral tradicional a la escuela, siendo considerada como “un juguete, un juego más que divierta y deleite”.

Dentro de los textos folclóricos podemos realizar la siguiente clasificación: textos en verso, que son aquellos creados para ser cantados, recitados o para hacer juegos; o textos en prosa como los mitos, las leyendas, las fabulas y los cuentos. A su vez, podemos realizar una segunda clasificación de los cuentos según sean cuentos tradicionales, es decir, cuyo autor es desconocido y su trasmisión es oral, o cuentos literarios , que poseen un autor y son transmitidos por medio de la escritura.
Entre todos los cuentos en prosa, este curso nos hemos centrado principalmente en el cuento maravilloso, por ser el más extendido y el que ha provocado un mayor número de análisis y estudios. Dentro de este apartado, me veo en la necesidad de hablar de Vladimir Propp y su libro "Morfología del cuento", en donde indica que esta tipología de cuento responde a una estructuración bien definida (fechoría inicial, acciones del héroe y desenlace) y que todos ellos pueden analizarse según tres aspectos: los papeles de los personajes, las acciones que componen el planteamiento, nudo y desenlace  y las funciones (31).

También en este bloque, he aprendido que los cuentos folclóricos constan de fórmulas de entrada y salida para abrir y cerrar la narración y que la magia es uno de sus elementos predominantes.  Que es en los motivos de los cuentos de hadas en donde se refleja precisamente la esencia del cuento y que existen 12 grandes grupos en los que podemos agrupar a los personajes de todos los cuentos, sin olvidarnos de la importancia que tienen los arquetipos a la hora de determinar el significado de los relatos.
Así fue como Irune nos contó varios cuentos y mitos, como El mito de Psique y Cupido, el cuento de la Bella y la Bestia, La Sirenita, Caperucita, Cenicienta, Blancanieves, La Bella durmiente, El patito feo, El soldadito de plomo, Toda clase de pieles o Piel de oso, para posteriormente desgranarlos y poder ver en ellos todas estas características descritas anteriormente.
La verdad que disfruté muchísimo con estas clases ya que, a pesar de que hubo historias que duraron más de una hora, mi profesora logró que me mantuviese atenta, sin perder detalle, haciendo que imaginase a los personajes en mi cabeza, que me trasladase a otro lugar, a otra época, pero sobre todo, logrando que aprendiese disfrutando.
Tras el análisis colectivo de varios textos folclóricos, Irune nos propuso la segunda actividad: realizar la adaptación de un cuento folclórico  (Piel de oso) respetando los elementos que, bajo ningún concepto, debían ser cambiados y argumentando las modificaciones que realizásemos. La verdad que cuando escuché el cuento y vi tanta muerte, el diablo, los suicidios, la guerra, etc, me asusté porque lo vi tan duro, que no sabía por dónde cogerlo. Sin embargo, cogí el ordenador, abrí los apuntes, puse el cuento grabado en mi móvil y me puse manos a la obra. Fueron viniéndome ideas, las fui apuntando y fui redactando, pensando en la edad para la que quería crearlo y, tras varias relecturas, fui puliendo ideas, añadiendo otras nuevas y así fue como conseguí crear mi adaptación, de la cual, he de decir, que me encuentro muy orgullosa.
Gracias a este bloque, me he dado cuenta de la importancia que tiene para un maestro el conocer las versiones originales de estos cuentos para poder realizar nuestras propias adaptaciones que llevar a cabo en el aula. Además, he podido revivir esa experiencia de cuentacuentos que tanto me gustaba cuando era pequeña, y por tanto, me he dado cuenta de que estaba equivocada. No son necesarias las ilustraciones de un libro para mantener la atención de un niño ya que, sabiendo como contar una historia adecuadamente, haciendo uso de elementos tales como la voz, la entonación o el lenguaje corporal, se puede conseguir hacer volar la imaginación de nuestros pequeños receptores  y hacer que se metan de lleno en el cuento, como si en una nube estuviesen.
Para concluir con este segundo tema, me gustaría destacar otros aspectos muy importantes a nivel profesional, que desconocía. El primero de ellos es que no hay que explicar los cuentos a los niños. No hay que quitarles la magia del folclore sino que hay que dejar que sean ellos los que decidan lo que un texto les está transmitiendo. Y, en segundo lugar, destacar que no debemos censurar los cuentos folclóricos en el aula bajo la excusa de que el niño no va a entenderlos. Simplemente debemos saber adaptarlos según el momento evolutivo en el que se encuentren, eso sí,  teniendo en cuenta el esquema básico de un cuento maravilloso y sin eliminar nunca los elementos esenciales de dicho relato. 
 
 BLOQUE 3: La hora del cuento.
 
Gracias a este apartado he aprendido, por un lado, la importancia que tiene que nosotros, los maestros (futuros maestros), seamos los trovadores de los libros, la voz que estas historias utilizan para llegar a estos niños que aún no saben leer, y por el otro, las diferencias existentes entre las diversas formas de transmisión literarias a través de las técnicas de cuentacuentos, narración con libro y lectura, las cuales confundía y entremezclaba.
Antes de explicar en qué consisten cada una de estas estrategias, me gustaría destacar la importancia de crear un clima adecuado previo a la narración o lectura en voz alto, que favorezca la escucha y, en caso de que haya ilustraciones, la visión de los niños, haciendo de este momento un momento íntimo y de disfrute, no una ocasión de “enseñar”. Además, es imprescindible que exista una interactuación con los receptores para que consigan introducirse en la historia y mantengan su atención durante todo este periodo de tiempo.
Una vez comprendido esto, que es aplicable para todas y cada una de las estrategias, me gustaría comentar un poco de que trata cada una y mi experiencia personal con ellas.
He aprendido que, para contar cuentos mediante la técnica de cuentacuentos, es necesario que el maestro estudie un gran repertorio de cuentos para su posterior transmisión a los niños; que al no utilizar ilustraciones los receptores utilizan su propia imaginación para imaginarse los personajes y el lugar en el que se  desarrolla la historia; que es importante utilizar fórmulas de entrada y salida, una entonación, un ritmos un volumen y unas pausas determinadas según requiera la trama de la historia; que hay que preparar previamente el cuento para ver cómo llevarlo a cabo en el aula (interactuaciones) y además que debemos ser capaces de adaptarnos al público, alargando o acortando partes del cuento según el interés de nuestros receptores.
Esta estrategia es, bajo mi juicio, la más complicada de todas debido a mi forma de ser. Siempre he necesitado aferrarme a algo, una imagen, un libro, un bolígrafo, pero en el cuentacuentos estas tú solo frente al público. Por esta razón esta será la técnica que más tendré que practicar para poder perderle el miedo y realizarla con soltura. Aunque, a pesar de lo exigente que es el público infantil, me desenvuelvo con ellos mucho mejor.
En lo que se refiere a la narración con libro y a la lectura, son conceptos que en un principio no distinguía puesto que, para mí, ambas eran lo mismo. A pesar de estas primeras ideas erróneas, tras su explicación en clase comprendí que estaba totalmente equivocada.
La narración con libro es una estrategia en la cual, el maestro, debe estudiarse previamente una historia para transmitirla con sus palabras e interactuar continuamente con los receptores, pero contando con el apoyo visual de las imágenes. Por tanto, es necesario que el libro utilizado para esta estrategia posea un gran tamaño e ilustraciones llamativas que puedan ver todos los niños. Si por el contrario estas son pequeñas o no se ven, debemos ser profesionales y recurrir a alguna de las siguientes posibilidades: acercar mucho a los niños e ir girando el libro para que todos puedan verlo, realizar una ampliación de las imágenes a color o disponer de un proyector con el que podamos proyectar, de manera ampliada, las páginas del libro.
En cambio, la lectura  se utiliza para aquellos libros que perderían todo su esplendor al ser contados o narrados. A simple vista puede parecer una técnica muy sencilla, sin embargo, también en esta estrategia es necesaria la continua interacción con el alumnado. No hay que caer en el error de leer un cuento con voz monótona y sin mirar a los receptores. Hay que leer despacio, vocalizando, entonando, enfatizando en aquellas partes que lo requieran, utilizando un volumen adecuado, ya que los niños solo cuentan con nuestras palabras y su imaginación para comprender, recrear y disfrutar la historia.
Al terminar, otro modo de interactuar con nuestro pequeño público será mediante la formulación de preguntas finales, a través de las cuales conseguiremos que los niños reflexionen, hagan una valoración personal de la historia y reflejen, a través de sus respuestas, la asimilación de los elementos esenciales del contenido.  Jamás  buscaremos que realicen un resumen detallado de lo que han escuchado ya que, lo que nos interesa, ante todo, es conseguir que disfruten. Solo así les estaremos acercando al puro placer de la narración y al posterior interés por la lectura.
Para concluir con este bloque me gustaría hablar sobre el taller cooperativo de comunicación literaria en grupos de tres que  llevamos a cabo en el aula y que, posteriormente, tuvimos que reflejar en nuestros blogs. En él, cada miembro del grupo debía prepararse una estrategia diferente, elegir un cuento de acorde a ella y transmitírselo a los compañeros. A mí me tocó la narración con libro, cosa que me gustaba, y decidí utilizar de nuevo el libro de “¿No duermes, Osito?” debido a mi familiarización con él.
Esta actividad  tan diferente a todas las que había realizado antes y que, para mí, supuso un reto y una superación personal debido a mi forma de ser, me resultó muy enriquecedora, tanto a nivel personal como profesional.
A nivel personal porque me ayudó a dejar mi vergüenza y mis inseguridades a un lado y superarme a mí misma, al tiempo que permitió que me  relacionase de una manera más "íntima" con compañeros con los que tenía menos confianza. A nivel profesional, en cuanto a que poner en práctica estas técnicas y que me dijesen los aspectos que podía mejorar, me hizo crecer, aprender y por tanto, mejorar como futura docente.
A su vez, pude comprobar de primera mano la importancia de crear un clima propicio para narrar, contar o leer un cuento en voz alta y la necesidad de hacer un uso adecuado de los recursos para mantener el interés de nuestros receptores (ya sean niños o adultos).
 

BLOQUE 4: Creación literaria por y para niños de infantil.
 

A principio de curso, cuando miramos el temario que íbamos a seguir, se planteó en clase el porqué del uso de las preposiciones  POR y PARA niños de infantil, que aparecían en el título de este bloque. Las conjeturas que sacamos sobre esto son que  había que hacer a los niños partícipes del cuento, contar con ellos y que al crearlos, los estaríamos creando para ellos, siendo ellos mismos los propios autores.  Pero esta definición tan incompleta y confusa quedó en el aire, para su posterior resolución en este cuarto bloque.


Le estuve dando vueltas a estas preposiciones, solamente leyendo el título, y comprendía la utilización de la preposición  PARA, ya que intuí que era el maestro quien, basándose en los gustos e intereses de sus alumnos crearía textos para ellos. Sin embargo, no entendía el POR.

No fue hasta que llegamos a este apartado hasta que no entendí el porqué de su existencia. ¡Eran los propios niños quienes, a través de su imaginación y con ayuda del docente, creaban sus propios textos! Y no textos cualesquiera, textos en prosa, en verso y dramáticos. Lo que me llevó a una segunda cuestión,  ¿no iba a ser muy complicado crear este tipo de textos con los niños?


Gracias a las clases siguientes que impartió mi profesora Irune, en las que nos explicó y nos mostró cómo poder realizar estos tres tipos de textos, comprendí que no, que realmente era muy sencillo.

Así fue como aprendí diversas estrategias para crear textos en prosa, entre las que me gustaría destacar el Binomio Fantástico y la Hipótesis Absurda, de Gianni Rodari, debido a la gran imaginación que requieren y a la infinitud de historias fantásticas que se pueden crear con ellas.
También descubrí que, para la creación en verso, debía olvidarme de esas rimas que todos buscamos siempre a la hora de realizar poemas y sustituirlas por alguna de las estrategias propuestas en los apuntes. Además, gracias a la clase práctica de ese día, tuve el placer de poder ver que usamos la función poética de manera diaria, como cuando hacemos un acróstico con las letras de un nombre o escribimos comparaciones respondiendo a la pregunta de “cómo” es algo. Fue  una clase que me encantó pues, como dice Irune, un regalo de este estilo, independientemente de la edad que se tenga, nunca deja a nadie indiferente.
Finalmente nos sumergimos en la creación dramática, cuyas estrategias de creación son las mismas que las utilizadas para la prosa. Entendí que, aunque es complicado encontrar textos que puedan ser representados por los niños a estas edades, la dramatización es un recurso imprescindible debido a la gran cantidad de capacidades que es capaz de desarrollar en ellos.
Fue una vez comprendidos todos estos aspectos cuando entramos en el tema de la creación de libros. Lo más importante que asimilé sobre este tema es que, la creación literaria, se basa en tres reglas básicas: resistencia, mínima inversión y poca dedicación económica.  Es decir, una vez creados nuestros textos en prosa, verso o dramáticos, para poder hacer de ellos un libro, debíamos asegurarnos de que los materiales que utilizásemos fueran baratos y apropiados para estas edades, que fueran resistentes y seguros y que el libro se elaborase en menos de una semana (más o menos).
Tras aprender todo esto, Irune planteó la actividad correspondiente a este bloque, que esta vez consistía en crear un texto de cada tipo haciendo uso de las estrategias propias de cada uno, cuales quisiésemos, basándonos en una edad concreta y finalmente utilizar uno de ellos para hacer nuestra propia creación de libros.
Al igual que me pasó con la actividad de “Piel de Oso”, aunque habíamos creado en clase varios textos en grupo, no sabía por dónde empezar ni por qué estrategias decantarme. Decidí comenzar por la creación en verso porque fue por la que me decanté en un principio para convertir en libro. Así fue como elaboré una adivinanza, sobre mi padre, que antes de eso fue una letanía.
Posteriormente me puse con la creación en prosa porque vi los dibujos que me habían regalado los niños con los que estuve de prácticas y quise hacer uso de ellos. Fue de esta manera tan extraña como decidí utilizar la estrategia de historias mudas, creando mi libro “La princesa astronauta”. Hablo de libro porque fue el texto que utilicé para hacer mi creación de libros, con el fin de poder mostrarles mi agradecimiento a estos niños y regalárselo; para que formase parte de su biblioteca de aula (cosa que aún me queda por hacer).
El texto que dejé para el final fue el dramático, puesto que en un inicio no sabía cómo abordarlo, la estrategia que utilizar ni el tema sobre el que quería que fuese. Viendo que se me agotaba el tiempo y que seguía en blanco, decidí pedir que me dijesen dos palabras (yogur y flor) y basarme en la estrategia de binomio fantástico para realizar una historia con ellas. Poco a poco se me fue ocurriendo la forma de relacionar ambos términos y, gracias a la incorporación de otros dos personajes (gotas de agua y un niño), elaboré mi texto dramático.
He de decir que estoy muy contenta con el resultado. Ha sido una experiencia muy bonita y me parece un recurso muy favorable para  realizar en un aula. Las inversiones económicas son mínimas, los niños serán los creadores de los textos, disfrutarán elaborando su propio libro y además potenciarán su creatividad y su pensamiento divergente; de manera que, coincidiendo con Gianni Rodari, considero que la creación literaria hecha con niños solo nos proporciona ventajas.
La verdad es que agradezco muchísimo las clases que tuvimos (una incluso al sol) y concretamente esta actividad porque me han ayudado a ver, no solo que soy capaz de elaborar textos, ya que, en mi futura clase, con la imaginación de los niños esto me será mucho más sencillo, sino que he comprendido que no hay excusas para no tener un rincón de lectura completo y variado que responda a los intereses de los niños.
 

BLOQUE 5: Biblioteca de aula y animación a la lectura.
El último bloque consistía en aprender a crear, diseñar, gestionar y dinamizar una biblioteca de aula y concienciarnos de la importancia que tiene este espacio en infantil.
Para comenzar, lo primero que me gustaría recalcar es que he aprendido que, junto con el resto de espacios, la biblioteca de aula debe ser considerada como un lugar importantísimo de la clase, puesto que es un recurso didáctico que, nosotros como maestros, debemos saber utilizar. Es en este rincón en donde los niños se iniciarán en la lectura autónoma, formarán sus primeros hábitos que configuran al buen lector y desarrollarán su gusto por la lectura; donde imaginarán, soñarán, investigarán para ampliar sus conocimientos o simplemente (que ya es mucho) se divertirán.  Por lo tanto, no debemos dejar de lado este espacio, como por desgracia ocurre en muchos colegios, en donde el rincón de lectura es un lugar mínimo, compartido con algún otro rincón, en donde los niños, apelotonados, sacan libros de una caja y “disfrutan” de ellos entre el ruido y los juegos de sus compañeros.
También he visto lo influyente que es la elección y decoración de este espacio, así como la organización adecuada de sus materiales en él. Con esto quiero decir que, es primordial situar nuestro espacio de biblioteca en un lugar amplio, luminoso, agradable y tranquilo, en el que se puedan realizar múltiples y muy diversas actividades. Además debemos decorarlo teniendo en cuenta que los materiales que utilicemos se encuentren ordenados y accesibles para los niños; que les estimulen y les inciten, no a leer un libro concreto y a saber sus detalles, sino a traspasar su portada y lanzarse al mundo de la imaginación, haciendo que la historia que han escuchado cobre vida, sea suya, le pertenezca y le transmita sensaciones y emociones.
A su vez he comprendido que todos los bloques anteriores han sido esenciales para poder crear un espacio de aula puesto que, a la hora de seleccionar y gestionar los fondos es necesario que los docentes sepan cuáles son las características evolutivas de sus receptores, cómo analizar un libro  y los criterios, en cuanto al formato y contenido, que se deben tener en cuenta. Así mismo, para poder animar y dinamizar el aula,  como por ejemplo en la hora del cuento,  es necesario conocer las diferentes estrategias existentes y saber cómo desarrollarlas.
Pero además de todo lo estudiado ya con anterioridad, he conocido nuevas técnicas de animación, no para que lean un libro concreto, sino para conseguir fomentar la comprensión lectora de estos niños que están comenzando a acercarse al placer de leer.  Gracias a ellas, conseguiremos trabajar los mismos elementos que trabajarían los niños más mayores en los comentarios de texto; es decir, trabajaremos el argumento de la historia, sus personajes, la estructura y su valoración, pero partiendo de la imaginación infantil o de un cuento narrado por el docente.
De entre todas las estrategias de animación existentes, las que más me han gustado y con las que más ganas tengo de trabajar, son: la estrategia de ¡Te equivocas! en la que el docente lee un cuento que ya los niños conozcan a la perfección y añade múltiples errores con el fin de que los descubran, la de Gesticular sobre lo narrado, que hace que  involucremos a los alumnos de manera activa en el cuento, haciendo que gesticulen las acciones de los personajes y la estrategia de La fiesta de los personajes, que consiste en organizar una fiesta, al finalizar el curso, en donde cada niño se disfrazará de su personaje favorito y les explicará al resto de sus compañeros el porqué de su elección. 
Una vez leídos, releídos y finalmente comprendidos todos los conceptos y aspectos de este bloque, realicé la última actividad de todas junto a cinco de mis compañeras: elaborar un rincón de lectura para un aula de infantil de segundo ciclo.
Se ha tratado de una actividad consensuada con otras futuras maestras, cosa importantísima a nivel profesional ya que en un colegio no estamos solos, sino que debemos trabajar siempre con nuestros compañeros (sobre todo con los de etapa) con el fin de conseguir que todos los grupos disfruten de las mismas ventajas. Igualmente, esta forma de trabajar conjuntamente, siempre que todos sus participantes colaboren por igual, esforzándose y aportando ideas, es mucho más enriquecedora y efectiva. A mí, personalmente, me ha ayudado a valorar otras opiniones y coger ideas que puede que a mí sola nunca se me hubiesen ocurrido, como puede ser la del panel de valoración o la de poner lianas en un corcho a modo de gestión.
Así fue como, haciendo lluvia de ideas y reflexionando sobre las necesidades y gustos de los niños a estas edades, nos decantamos por hacer una biblioteca, “La salve Amazónica”, basada en esta temática. Esta elección se debió a que, buscando fotos de rincones de lectura ambientados, encontramos la imagen de una pequeña cabaña de madera con lianas y, como nos gustó tanto, decidimos ver de qué manera podíamos incluirla en nuestra clase. Eso sí, partiendo de que los animales y las plantas son un tema que gusta a todos los niños y  además nos daba mucho juego a la hora de decorar y dinamizar la clase.  
Gracias a la implicación que tuvieron todas y cada una de mis compañeras, a sus ideas, aportaciones, opiniones e ideas, conseguimos crear lo que a mi juicio ha sido una práctica, estimulante y preciosa biblioteca de aula, que creo encantaría a cualquier niño (a mí incluida). 
Si tengo que destacar algo de esta actividad es el esfuerzo que supone poner en práctica una biblioteca que realmente funcione y que ayude a crear en los niños ese gusto por la literatura. Además, me ha servido para poner en práctica los conocimientos de todos y cada uno de los bloques anteriores y como base para realizar otra biblioteca de aula para la asignatura de Estrategias de Intervención Didáctica. Lo que supone que, en un futuro, podré crear por fin una real en mi propia clase.
 
Y ¿Colorín colorado?:


Me gustaría concluir mi artículo final diciendo NO.

No a que, a pesar de todos los buenos comentarios y los elogios que antiguas alumnas habían realizado sobre la asignatura, ninguno era cierto. Lo que ha supuesto esta asignatura para mí, no puede expresarse por completo con palabras. Ha sido un auténtico placer poder aprender disfrutando y poder aplicar mis conocimientos de manera autónoma, basándome en la teoría dada en clase.

He disfrutado al fin “estudiando” una asignatura y me encuentro gratamente satisfecha con el proceso de enseñanza-aprendizaje llevado a cabo durante este periodo de tiempo, porque, a diferencia de la metodología llevada a cabo otras materias (prácticamente en todas), esta me ha permitido aprender de mis errores, mejorarlos y poner en práctica todos los conocimientos adquiridos en la asignatura. De esta manera, no solo he podido corregir mis conocimientos sobre literatura infantil, sino que he podido pulirlos, ampliarlos y ver realmente que, en un futuro, seré capaz de poder ponerlos en práctica porque, ya no será mi primera vez.

En segundo lugar, también me gustaría decir NO al olvido. Es decir, todo lo que he aprendido en esta asignatura ha resultado significativo para mí porque, mediante las actividades que mi profesora nos ha propuesto, he podido hacer mío el aprendizaje. Por esta razón, sé a ciencia cierta que los conocimientos aquí adquiridos podré recordarlos siempre y hacer uso de ellos para poder aplicarlos en mi aula.

Refiriéndome también al NO olvidar, me gustaría decir que mi propósito es continuar con este blog para poder seguir subiendo entradas, leer sobre profesionales del tema y compartir, con todas aquellas personas que quieran, los conocimiento nuevos que vaya adquiriendo a lo largo, no solo ya de mi carrera, si no de mi experiencia futura.

Por otro lado, me gustaría concluir mi artículo dando las GRACIAS.
Aquí mis gracias van dedicadas a muchas personas. En primer lugar a todas aquellas personas que me han apoyado y me han alentado a estudiar esta carrera porque he podido confirmar que esta profesión es la que realmente me gusta y a la que quiero dedicarme; sin duda alguna.
También me gustaría dar gracias a todas y cada una de las  personas que han dedicado algo de tiempo a leer mis entradas, pero específicamente a mis compañeros por implicarse en mi aprendizaje y hacer comentarios constructivos con el fin de que mejorase. Gracias a todos estos comentarios me he sentido motivada a mejorar, ampliar y limar mis conocimientos.
Pero, a quien me gustaría dar las gracias más que a nadie es a mi profesora Irune. No sólo por enseñarme la importancia de la literatura, de los libros, de los cuentos, las bibliotecas de aula y otras muchas más cosas imprescindibles en esta profesión  y alentarme a ponerlas en práctica, sino por trasladarme su amor por esta asignatura y hacer que disfrute con ella. Es de agradecer que profesionales como ella sean capaces de trasladarle a sus alumnos todo este entusiasmo por la materia y que, establezca una metodología como es el e-portafolios, en donde los alumnos nos vemos motivados  a investigar y apropiarnos de nuestro aprendizaje. Por eso, por conseguir crear ese clima tan cercano y acogedor profesora-alumnos y por otras muchas cosas, académicas y no académicas, gracias.


Referencias:
  • Apuntes literatura infantil:
Apuntes Irune Bloque 1: Libros infantiles de autor. Análisis y selección.
Apuntes Irune Bloque 2: Textos folclóricos. Selección y adaptación.
Apuntes Irune Bloque 3: La hora del cuento.
Apuntes Irune Bloque 4: Creación literaria por y para niños de infantil.
Apuntes Bloque 5: Biblioteca de aula y animación a la lectura.
 
Otras páginas de interés que he utilizado son:
  • Revistas online:
Se trata de revistas muy interesantes que suben artículos muy variados relacionados con la infancia.
 
  • Páginas prácticas:
- http://www.makingbooks.com/ Para aprender diversas técnicas y estrategias para crear libros.
- http://www.clubkirico.com/150-libros-infantiles-para-leer-y-releer/ Para encontrara libros infantiles de interés, sus precios, sus resúmenes y los lugares donde podemos comprarlos.
 http://cultura.elpais.com/cultura/2013/12/16/actualidad/1387207208_261223.HTML Es una página perteneciente al periódico El País, en la que se recomiendan libros de literatura infantil.
- http://www.cajamagica.net/ En donde podemos encontrar libros contados mediante las diferentes estrategias 
  • Otras:
A mí personalmente me han sido de utilidad otras fuentes como youtube, blogs o imágenes de internet, de donde he podido extraer ideas.

domingo, 10 de abril de 2016

Adaptación de "El hombre de la piel de oso"

 
¿Cuántas veces habéis defendido como única y  buena la versión de un  cuento que, tan perfecto creíais saber? ¿Caperucita fue a casa de su abuelita? ¿Fue el huso de la Bella Durmiente, la causa de su sueño?¿Perdió realmente su zapato la Cenicienta?¿Es Blancanieves la verdadera protagonista de la historia?

Supongo que estaréis respondiendo a estas cuestiones basándoos en la versión del cuento que os hayan contado. Sin embargo he de deciros que, en los cuentos folclóricos, no existe una única versión correcta debido a su anonimato, su oralidad y su multiplicidad de variantes. Son historias que tienen tantos autores como personas las han contado y se han ido adaptando de acuerdo a las culturas y a la época.

Pues bien, en este post voy a adaptar un cuento folclórico recopilado por los hermanos Grimm titulado "El hombre de la piel de oso", para niños de infantil.  
Para aquellos que no conozcáis la historia y queráis ver las modificaciones que he realizado, a continuación os dejo un vídeo en el que cuentan el cuento. He de deciros que, ciertas partes y sobre todo el final, son diferentes al cuento que mi profesora nos ha contado, pero creo os servirá de guía para compararlo con mi adaptación. Sin embargo, os recomendaría personalmente que buscarais una traducción, para que leyeseis la suya original, sin adaptación alguna.

Para aquellos que no tengáis tiempo de buscar el cuento original.

 
El hombre de la piel de Oso:
 
Había una vez, hace muchos, muchos años, un joven llamado Arturo. Vivía en una pequeña casita en medio del bosque con sus padres y sus dos hermanos mayores.
Un día, su madre enfermó, y al ser el único que no trabajaba, decidió ir en busca de una cura. Pero pasaron los años y al no encontrarla,  Arturo, decidió regresar. ¡Todo había cambiado! Su madre había fallecido, sus hermanos se habían ido a vivir con sus esposas y su padre viudo se había vuelto a casar. 
El joven intentó asimilar tanto cambio, pero la madrastra, molesta de no poder vivir a solas con su nuevo esposo, le pidió al padre que le echara. Este, haciendo todo cuanto estaba en su mano por complacerla, habló con su hijo menor y le concedió unos días para buscar trabajo y abandonar la casa.

Ante esta situación, Arturo tomó una decisión. Partiría al día siguiente temprano en busca de una vida mejor. Y así lo hizo. Cogió una pequeña mochilita con provisiones y anduvo durante días y días buscando un trabajo con el que ganarse la vida. Pero transcurrida una semana, no encontró nada. Se había terminado toda la comida y ya no tenía más dinero. Estaba tan desesperado, que se sentó en una gran roca que encontró en un claro del bosque, y comenzó a lamentarse.

Estaba atardeciendo y una espesa niebla apareció de entre los árboles, captando la atención de Arturo. Poco a poco comenzó a disiparse y al desaparecer completamente, el joven pudo ver una pequeña cabaña de madera. Se frotó los ojos, creyendo que eran imaginaciones suyas, pero al avanzar y tocar la puerta, vio que era real, así que decidió entrar.

En el interior se encontró con una anciana muy encorvada y bastante fea que, nada más verle, le dijo:

- Ya era hora jovencito, te estaba esperando.
 
Arturo no entendía nada, pero la anciana, de nombre Tituba, le explicó que era una bruja y que podía hacerle tan rico como él quisiera; eso sí, sólo si era capaz de demostrar su valentía llevándole la piel de un oso. Arturo no se fiaba mucho de aquella mujer de negros ropajes, pero quiso demostrar su valentía matando a un oso  y entregándole su piel a la bruja.

Tituba, al ver que aquel joven era digno de hacer pactos con ella, le propuso un trato. Ella le prestaría un chaleco mágico del que podía extraer todas las monedas de oro que quisiera, simplemente chasqueando los dedos en los bolsillos; haciéndole rico. A cambio, Arturo debía vivir durante tres años bajo las siguientes condiciones. La primera de ellas era llevar la piel de oso siempre puesta, a modo de capa. La segunda era no dormir más de una semana en un mismo lugar. Y la última de las condiciones era no asearse, ni cortarse el pelo ni las uñas, durante ese tiempo. Pero si el joven no lo conseguía, se convertiría en su siervo.
Arturo, tras dudar un instante, decidió aceptar el reto  y, como por arte de magia,  apareció vestido con el chaleco y la piel de oso. Desconfiado, metió las manos en su interior,  chasqueó los dedos y, para sus sorpresa, los bolsillos se llenaron de brillantes monedas de oro.

Tras quedar con Tituba en el mismo sitio, para dentro de tres años, salió por la puerta de la cabaña y cuando volvió la cabeza para despedirse, la anciana y su cabaña ya no estaban.

Lo primero que hizo, una vez que hubo dejado atrás el claro del bosque, fue comprarse un caballo con el que viajar de pueblo en pueblo y una bonita casa en la que vivir pasados los tres años.

Al principio, Arturo estaba contentísimo. Recorría sitios increíbles, pudiendo comprarse todo aquello que quería y necesitaba. Además era muy querido por todo el mundo, pues era muy bondadoso y siempre ayudaba a quienes lo precisaban sin pedirles absolutamente nada a cambio. Sin embargo, con el tiempo, el joven fue cogiendo un olor un poco incómodo de soportar y la gente empezó a acercarse a él solo cuando necesitaban su dinero. Esto entristecía un poco a Arturo.

Pasó el primero y mitad del segundo año y la piel de oso empezó a fusionarse con la piel de Arturo. Estaba sucísimo, asqueroso. El pelo y la barba, enmarañados y llenos de ramas y barro a causa de dormir en el suelo, le llegaban ya a la altura del ombligo. Únicamente se entreveían en su rostro los pardos ojos del joven. Sus uñas parecían las zarpas de un tigre y el olor que desprendía se hizo insoportable. Más que un hombre, parecía una bestia.

Cada vez que llegaba a un pueblo, la gente huía de él asustada, le lanzaban piedras y le rogaban que se marchase, llevándose con el aquel olor putrefacto. De modo que, por muchas veces que Arturo chasquease los dedos y sacase monedas y monedas de sus bolsillos, al no poder ni acercarse a los pueblos, se le hizo complicado comprar alimentos y conseguir lugares en donde dormir.

Fue un día, mientras buscaba un lugar tranquilo y alejado de todos en donde pasar la noche, cuando Arturo escuchó un sollozo. Bajó de su caballo y miró de dónde provenía. Tras un molino abandonado, encontró a un hombre que tapaba su rostro con las manos. Era de noche y no se veía absolutamente nada pero, al respirar profundamente, aquel horrible hedor entró por su nariz e instantáneamente, el hombre buscó su origen.

- ¿Quién eres? ¡Por favor ten piedad de mí y no me comas!- dijo el hombre al ver aquella terrorífica silueta a la luz de la luna.

- No temas buen hombre. Mi nombre es Arturo y sólo quiero ayudarle- respondió el joven.

Arturo se mostró tan amable como siempre y le preguntó a aquel triste hombre, llamado Pablo, qué le pasaba. Éste le contó que tenía muchas deudas y que no sabía qué sería de sus hijas si no conseguía saldarlas. Arturo le habló de su trato con la bruja y de las riquezas que poseía, insistiendo en que podía ayudarle a él y a su familia. Pablo, agradecido por la caridad de aquel joven, le invitó a pasar toda la semana en su casa y le prometió la mano de una de sus tres hijas, la que más le gustara.

Dicho y hecho. Cuando llegaron a la casa, Pablo anunció la llegada de su nuevo invitado a su mujer y a sus tres hijas. Al ver el aspecto y olor de Arturo, miraron al hombre con mala cara, pero al explicarles que gracias a él conservarían su casa y taparían todos esos agujeros económicos que tenían, no tuvieron más remedio que aceptarlo.
 
A dos de las hermanas, a las mayores, no les hizo gracia alguna que aquella especie de hombre-oso maloliente residiera en su casa, de manera que ambas procuraron verle lo menos posible, reduciendo el tiempo que pasaban con él a las comidas.
 
Por el contrario, a Alicia, la hermana menor, una chica guapísima, muy lista y con gran corazón, le encantaba pasar tiempo con Arturo. Salían al campo a dar paseos, mantenían largas conversaciones, se reían y lo pasaban realmente bien. A diferencia de sus hermanas, ella veía el inmenso corazón del joven,  oculto más allá de su apariencia.  

Al llegar el séptimo día, la familia realizó una gran comida para despedir a su generoso huésped. Alicia estaba muy triste. A pesar del aspecto de bestia de Arturo, ella se había enamorado y no quería que este se fuera. Al joven le pasaba lo mismo. Desde que vio a la pequeña de las hermanas por primera vez, se había ido enamorando más y más cada día. De modo que, metiendo la mitad de un precioso anillo en su copa, Arturo le pidió a Alicia que lo guardara como muestra de su amor. Él conservaría la otra mitad y si a su regreso ella lo conservaba y quería, la desposaría. Y tras decir esto partió.

Pasaron los meses y concluyó el último año. Llegó el día tan esperado, así que  Arturo regresó al claro del bosque, durante el atardecer, para reencontrarse con Tituba. Subió a la gran roca y esperó a que apareciera la niebla y junto a ella la pequeña cabaña de madera.

La puerta se abrió y la bruja salió de ella bastante enfadada. Arturo había superado todas las pruebas, por lo que no tuvo más remedio que devolverle su apariencia inicial y buscar siervos en otra parte.
En cuanto Tituba volvió a desaparecer, el joven montó en su caballo, pero esta vez limpio, peinado y muy bien vestido y partió en busca de su amada Alicia.
 
Al presentarse de nuevo en la casa, las dos hermanas mayores abrieron la puerta ilusionadas al ver a aquel apuesto joven, sin reconocer a Arturo. Pablo y su mujer le ofrecieron comer con su familia y al sentarse todos a la mesa,  Alicia apareció. Se la veía triste. A diferencia de sus hermanas, la muchacha saludó al apuesto joven, pero no volvió a mirarle más. Arturo le preguntó que qué le pasaba y la chica, sin levantar la mirada de su plato, le contó que el hombre al que amaba había tenido que marchar tiempo atrás y que esperaba su regreso. Al escuchar esto, a Arturo se le dibujó una enorme sonrisa en la cara. Miró a Alicia, la cogió de la mano tiernamente y le mostró su parte del anillo.
Alicia, sorprendida, alzó la vista, fijándose en los ojos pardos de aquel apuesto joven y, al reconocer a Arturo, se fundieron en un largo y cálido abrazo.

Para la envidia de sus hermanas, Arturo y Alicia contrajeron matrimonio y vivieron felices en la casa que el joven compró tiempo atrás, formando una gran familia; cosa que ellas, no consiguieron jamás.

Y colorín colorado, este cuento, se ha acabado.


Justificación de los cambios realizados:

Lo primero que he tenido en cuenta a la hora de realizar mi propia adaptación del cuento de los hermanos Grimm, "El hombre de la piel de oso", ha sido la edad de los receptores a quienes va dirigida mi narración, pues, mis modificaciones debían respetar la enseñanzas y la estructura originales de la historia, pero adecuándose a su edad y etapa evolutiva.
 
Considero que, una edad adecuada para usar la adaptación que he realizado es la de 5-6  años, ya que, como hemos visto en los apuntes de este segundo bloque, a estas edades los niños ya son capaces de identificar el mensaje gracias a los estereotipos que representan los personajes y su polaridad. Además, durante esta etapa los sentimientos valorativos de los niños se han ido acrecentando, comprenden los castigos que reciben los personajes que encarnan el mal y valoran los premios, apreciando la justicia. 
 
 
En mi adaptación los cambios realizados han sido los básicos y necesarios, ya que he querido mantener todos los elementos imprescindibles de este cuento maravilloso, respetando su estructura interna (planteamiento, nudo y desenlace). Por tanto, el punto de partida es que el personaje no está contento y quiere cambiar. Emprende su viaje iniciático como adolescente y a mitad de él se encuentra con un personaje del otro mundo. Se enamora y busca la forma de estar con esa persona. Finalmente, supera todas las pruebas que se ha ido encontrando por el camino y consigue una recompensa (ya convertido en adulto).
 
Con la intención de añadir un poco más de magia y emoción a la historia, he querido añadir la pequeña cabaña de la bruja que aparece y desaparece con la niebla de entre los árboles y  he hecho que Arturo deba chasquear los dedos en los bolsillos del chaleco, a modo de conjuro, para conseguir las monedas de oro. Así mismo, he querido situar el encuentro de Arturo con el mundo paralelo en el atardecer, ya que, como dicen, es el momento en el que las puertas de ambos mundos se abren y pueden interactuar.
 
He adaptado el cuento en un contexto aconfesional, omitiendo todo lo referente a la religión ya que, como educadores, debemos tener en cuenta que dentro del aula podemos encontrarnos con niños ateos y de diferentes religiones.
Para conseguirlo, he eliminado al Demonio, que es una figura ligada al infierno y lo he sustituido por una bruja, puesto que esta es uno de los personajes típicos de los cuentos folclóricos. Así mismo, he quitado la parte en la que se le prohíbe rezar al protagonista y he sustituido el castigo de "quedarse con su alma" por "hacerle su siervo".
 
Otra de las cosas que he suprimido, han sido los momentos morbosos de la historia tales como, ir a la guerra o el suicidio final de las dos hermanas, aunque he añadido la muerte de la madre de Arturo. Esto se debe a que, como se cita en la revista "Guía Infantil", la muerte es parte de la vida cotidiana y aunque creamos que no, los niños desde que son pequeños tienen conciencia de ella, entendiéndola como algo reversible, temporal e impersonal. Perciben todo lo que ocurre a su alrededor y está en nuestra mano eludir hablar del asunto o brindarles la información que necesitan; eso sí, sin darles detalles escabrosos.  

He modificado el inicio de la historia, haciendo que el joven protagonista partiera en busca de una cura para su madre enferma, en vez de que se alistara en la guerra. Esto lo hice porque, me parecía que el personaje cobraba de esta manera un aspecto mucho más bondadoso, queriendo ayudar a su madre por encima de todo. Además este comienzo, que finaliza con el fallecimiento de la madre y la incorporación de la madrastra en la vida de Arturo,  me permitió añadir un arquetipo a la historia. Se trata del padre viudo que vuelve a casarse, olvidándose de sus hijos y priorizando en los intereses de su nueva esposa, lo que hace que su hijo menor busque la seguridad en otro personaje de apoyo. 
 
En cuanto a los personajes, normalmente en los cuentos de niños, tienen nombres, por lo que decidí ponerles a cada uno de ellos uno acorde con su personalidad y su forma de actuar.

  • Arturo à  que significa "fuerte como un oso" u "oso noble"
  • Alicia à  que significa "sincera y verdadera"
  • Pablo à que significa "hombre humilde"
  • Tituba à una de las "brujas" de Salem (siglo XVII)
 
Haciendo referencia al lenguaje, he intentado utilizar frases cortas y un vocabulario sencillo, entendible para los niños de estas edades. Para ello he cambiado palabras como puede ser "jubón" y la he sustituido por "chaleco", ya que me parece que es una prenda más actual y conocida por los pequeños. Sin embargo, no he querido meterme mucho en las estructuras de las frases puesto que está creado para ser contado y poder disfrutar imaginando.
 
Otra de las cosas que he hecho ha sido resumir el cuento, simplificando u omitiendo partes de la versión narrada en clase que me parecían poco relevantes. Considero que la longitud del cuento es importante ya que, aunque a todo niño le encanta escuchar historias, resulta difícil mantenerles atentos durante mucho tiempo. Para ello he suprimido o acortado algunas descripciones, como puede ser el periodo en el que Arturo y Alicia se enamoran, y he enfatizado en otras, como es ese momento mágico en el que aparece la bruja. A pesar de eso, una buena maestra siempre sabrá cómo y dónde meter o quitar detalles, según vea la motivación e interés de sus alumnos durante la narración del cuento.

También, haciendo referencia a la longitud, he creído interesante reducir el tiempo de la penitencia de Arturo de los 7 a los 3 años y la condición de pasar una única noche en un lugar, a una semana, porque, como se sostiene en la revista "Ser Padres" , muchos niños de edad preescolar no están listos para entender plenamente conceptos abstractos del tiempo tales como la duración. Su percepción de "en un mes" puede significar lo mismo que "el año que viene". De manera que, contando con que a estas edades saben que un año es mucho tiempo y que tres es más que uno, he considerado que se trataba de tiempo suficiente como para que puedan darse cuenta de que es un periodo muy largo.
 
Finalmente, añadir que he querido incorporar el "Había una vez, hace muchos, muchos años.." y el "Colorín colorado, este cuento se ha acabado" como fórmulas de entrada y salida, propias de este tipo de cuentos, con el fin de abrir y cerrar la narración ante el receptor (en este caso ante los lectores).
 
 
Pues hasta aquí mi adaptación. Espero que os haya gustado y que os sirva para haceros una idea de cómo podemos utilizar los cuentos folclóricos en nuestras aulas de infantil (en mi caso).
 
 
Fuentes consultadas:

Grabación del cuento "El hombre de la piel de oso" narrado en clase por Irune.

- Apuntes Literatura Infantil. Tema 2. Textos folclóricos. Selección y adaptación.