Hola a todos y a todas de nuevo. En esta entrada os voy a hablar de una actividad que realizamos en clase el otro día y que, para mí, ha supuesto un reto y una superación personal debido a mi forma de ser. Se trata de un taller cooperativo de comunicación literaria en pequeños grupos, en donde cada miembro debía seleccionar un libro infantil o un texto literario y prepararlo conforme a una de las estrategias de transmisión literaria (cuentacuentos, narración con libro o lectura).
De este modo, nos convertimos en trovadores, haciéndonos responsables de transmitir, en grupos de 3 en 3 personas, lo que decía nuestro libro y de hacer que nuestros receptores disfrutasen de la historia.
Mi grupo inicial estaba formado por mis compañeras Samanta Santacana y Raquel Baena y, puesto que no nos poníamos muy de acuerdo con la estrategia que queríamos preparar cada una, decidimos echarlo a suertes. A Raquel le tocó la lectura, a Samanta el cuentacuentos y por tanto, yo, me quedé con la narración con libro.
La verdad que, esta forma de transmisión, era la que más me apetecía compartir ya que, como he dicho al principio, exponerme a la valoración de mis compañeras no tenía nada que ver con enfrentarte a una clase de niños pequeños dispuestos a disfrutar. Fue por tanto una actividad personalmente muy enriquecedora que me permitió dejar mi vergüenza a un lado, en parte, gracias al apoyo visual de las imágenes.
Puesto que la narración con libro debe ser contada y no leída y, a diferencia del cuentacuentos, en esta forma de transmisión literaria el narrador debe apoyarse en las imágenes para recrear la historia que va contando, asegurándose de que los niños se fijen en todos los detalles, gestos, movimientos..., me decanté por el libro de "¿No duermes, osito?", que ya os analicé con anterioridad.
¿Por qué la elección de este libro infantil?
La verdad que me decanté por "¿No duermes, osito?" por varios motivos.
Uno de ellos es que se trata de un cuento que he analizado en profundidad hace un mes escaso, de manera que tenía claro cuales serían los receptores de mi cuento, de qué manera abordarlo y cómo llevarlo a cabo. Además, se trata de un libro muy manejable, puesto que es de un tamaño grande para que todos los niños puedan observarlo,pero lo suficientemente cómodo para que, con una mano, pudiera sujetarlo y con la otra fuera señalando, gesticulando y pasando las páginas.
Sin embargo, he de decir que, la causa principal por la que me decidí por este libro infantil para la narración con libro, han sido las maravillosas ilustraciones de Bárbara Firth. Se encuentran en todas y cada una de las páginas, abarcando todo el espacio y transmitiéndonos tanto el miedo y la angustia que siente Oso Pequeño, como la ternura y el amor que desprende Oso Grande. Se trata de imágenes muy realistas, coloridas y bien definidas que reflejan a la perfección la trama del texto; de hecho, los niños, basándose en ellas, podrían averiguar de qué va la historia sin haberla escuchado.
Preparé esta actividad para tratar con niños de entre 4 y 5 años, pues el miedo a la oscuridad es un miedo muy común en los niños pequeños que se intensifica a la hora de ir a dormir. A estas edades, aunque los niños se están iniciando en la lectura, su habilidad se basa principalmente en la descodificación, dejando de lado la comprensión y el disfrute de la historia. Por esta razón, considero que este libro es adecuado para esta técnica, en donde el adulto hace de "trovador", transmitiéndoles a los pequeños la función poética y el simbolismo del cuento, al tiempo que estos disfrutan de sus preciosas imágenes.
Una vez decidido el libro infantil que iba a utilizar y repasados los apuntes del bloque tres de la asignatura sobre la narración con libro, ensayé en casa con un libro online. He de decir que no se trata de la forma más correcta de hacerlo, pues no es lo mismo sujetar un libro con sus hojas que sujetar una Tablet, pero debido a diversos motivos no pude conseguir el libro hasta el mismo día.
Además de esto, contando que en la narración con libro, al igual que en el cuentacuentos, no se lee sino que hay que saberse la historia de antemano para poder transmitirla con tus propias palabras y centrarte en la interactuación con los receptores, me escribí el cuento en un folio y me lo leí hasta que me lo supe. La verdad es que esta forma me fue muy útil. Sabía, gracias al libro online y al apoyo de las ilustraciones, qué parte del texto iba en cada hoja y, gracias a la repetida lectura, aprendí a narrar el cuento con mis propias palabras.
Por tanto, tras este proceso, ensayé varias veces en alto, utilizando la Tablet a modo de libro, viendo dónde podía hacer pausas expresivas para darle intriga, qué cambios de voz podía utilizar para cada personaje, dónde utilizar onomatopeyas o qué momentos eran buenos para interactuar con mis receptores; pero... eso sí, sin público.
Llegado el día, nos distribuimos por la clase en grupos de 3 personas de tal manera que, en cada uno de ellos, hubiera una persona de cada estrategia.
Yo en concreto realicé esta actividad 3 veces; es decir, hice mi narración con libro en tres grupos diferentes y, por tanto, me contaron tres cuentos distintos utilizando la lectura y otros tres utilizando la estrategia del cuentacuentos.
En el primer grupo en el que narré el libro infantil, me dijeron que se me notaba muy nerviosa pero que, conforme fui avanzando en la historia, se me fue viendo mas relajada y tranquila. Me aconsejaron que enfatizara más en ciertas partes del cuento, utilizando más la gesticulación y que narrara más lentamente, pues, con los nervios ,se ve que fui un poco rápida. Otra cosa que me dijeron fue que las imágenes del libro les habían gustado mucho y que les habían transmitido la inquietud de Oso Pequeño en la cama y la ternura de Oso Grande.
Tuve en cuenta estas críticas constructivas de mis dos primeras compañeras y las puse en práctica con el segundo grupo. Esta vez, me dijeron que les habían gustado mucho las voces que les había puesto a cada uno de los ositos y como había narrado el cuento, pero que me recomendaban que hiciera alguna pausa más, para que la secuenciación de la historia se viese más marcada.
Una vez más, revisé de nuevo todo lo que mis compañeras me habían recomendado e intenté ponerlo en práctica en el tercer grupo. Esta vez ya estaba mucho más relajada y debió notarse ya que, en este último grupo, me dijeron que les había gustado mucho mi entonación, que la historia les había encantado por la ternura que transmitía y por sus imágenes. Por otra parte, me sugirieron que,cuando hiciera la voz de Oso Pequeño, utilizase una voz más de niño. En ese grupo, una de mis compañeras, al finalizar mi narración, me dijo una expresión que realmente me hizo sentir que por fin lo había conseguido: "chapeau".
Si hubiese realizado esta actividad en un aula de infantil con niños de 4-5 años, lo primero que tendría en cuenta sería mi localización. Habría distribuido a los niños sobre la alfombra de la asamblea, en frente mío. Yo, sentada en una silla o en una mesa bajita, muy cerca suyo, les iría enseñando el libro, girándolo a los lados, de manera que todos pusiesen disfrutar de las imágenes al mismo tiempo que de la historia.
Considero que las ilustraciones de este libro son lo suficientemente grandes como para que cualquiera pueda verlas y disfrutar de ellas sin problema alguno, teniendo en cuenta la cercanía docente-alumnos. Sin embargo, en caso de que los niños no pudiesen verlas bien, las escanearía y las pondría en grande en la pizarra digital, de manera que todos pudiesen observarlas con todo detalle. Así evitaría interrumpir la historia continuamente con el "no veo profe".
Antes de comenzar la narración con libro, con el fin de despertar el interés de los niños, les haría una serie de preguntas motivadoras basándome únicamente en la portada y el título. Les preguntaría que de qué creen que va a ir el cuento, si les gustan los osos, por qué creen que Osito no se duerme, quiénes creen que son esos dos osos... También les haría partícipes de la historia haciendo que interviniesen en determinados momentos, pero sin que llegase a ser una narración dramatizada.
Finalmente, una vez terminada la narración, realizaría una serie de preguntas de reflexión sobre temas tales como: de qué cosas tienen miedo y por qué, si duermen solos o acompañados, si duermen con alguna luz encendida, si les gusta dormir, qué habrían hecho ellos en el caso de Osito Pequeño, etc, que pueden dar pie a la realización de diferentes actividades relacionadas con el trabajo de los miedos en el aula.
Esta actividad tan diferente a todas las que había hecho antes, me ha resultado muy enriquecedora, no sólo a nivel personal sino también a nivel profesional.
A nivel personal porque me ha hecho dejar mi vergüenza y mis inseguridades a un lado y superarme a mí misma, al tiempo que me ha permitido relacionarme de una manera mas "íntima", con compañeros con los que tenía menos confianza. A nivel profesional, en cuanto a que poner en práctica estas técnicas y que me digan los aspectos que puedo mejorar, me hace crecer, aprender y por tanto, mejorar como futura docente.
Como dijeron mis compañeras, la primera vez que narré el cuento me encontraba muy nerviosa. Se me notaba en la voz y en la pequeña vibración de mi mano izquierda, con la que sostenía el libro. Sé que esto en gran parte se debe a que en casa no lo ensayé con público delante. También influyó en lo extraño que me resultaba utilizar estas técnicas y estos libros infantiles con personas de mi misma edad en vez de con niños pequeños, con los que no me da vergüenza alguna.
A pesar de estas primeras dificultades, creo que a medida que fui cogiendo confianza conmigo misma , fui mejorando y de esto no solo me di cuenta yo, si no que también lo hicieron mis compañeros. Noté mi seguridad y mi soltura en el último grupo y por tanto agradezco todas las críticas constructivas que me hicieron, porque me fueron totalmente necesarias para poder evolucionar.
Haciendo referencia a la preparación del libro, considero que si realmente le hubiera dedicado más tiempo del que le dediqué y sobre todo, si hubiese ensayado con mi hermana pequeña o cualquier otro familiar, el resultado habría variado muchísimo. Mi primera toma de contacto no habría sido en clase, con mis compañeras, y todas esas inseguridades y miedos con los que narré por primera vez mi libro ante un público, seguramente no habrían desaparecido, pero creo habrían disminuido notablemente.
En cuanto a la historia en sí, pienso que la llevaba bien preparada de antemano, gracias a que hice mucho hincapié en aprendérmela y también gracias a que la estructura que sigue este cuento es tan repetitiva que es muy sencillo memorizarla.
Finalmente, a modo de conclusión, decir que la actividad me ha resultado muy curiosa. Enfrentarse a un público que sabes que lo que va a buscar son tu imperfecciones para decírtelas y que tú mismo seas capaz de asumirlas y mejorarlas, es algo que realmente pone nervioso, sí, pero creo que no existe mejor forma de aprender que de nuestros propios errores.
A la vez que he perfeccionado esta estrategia, he podido disfrutar de las narraciones, lecturas y cuentacuentos de mis compañeras, comparar sus formas de expresarse, las técnicas que utilizaban y observar cómo cada una se lo llevaba a su terreno, dotándoles de ese toque personal que, hacía de cada cuento, un cuento único.
Referencias:
- Apuntes Irune tema 3: La hora del cuento
- Apuntes Irune tema 1: Libros infantiles de autor. Análisis y selección
- Libro "¿No duermes, osito?" de Martin Waddell, Editorial Kókinos
Uno de ellos es que se trata de un cuento que he analizado en profundidad hace un mes escaso, de manera que tenía claro cuales serían los receptores de mi cuento, de qué manera abordarlo y cómo llevarlo a cabo. Además, se trata de un libro muy manejable, puesto que es de un tamaño grande para que todos los niños puedan observarlo,pero lo suficientemente cómodo para que, con una mano, pudiera sujetarlo y con la otra fuera señalando, gesticulando y pasando las páginas.
Sin embargo, he de decir que, la causa principal por la que me decidí por este libro infantil para la narración con libro, han sido las maravillosas ilustraciones de Bárbara Firth. Se encuentran en todas y cada una de las páginas, abarcando todo el espacio y transmitiéndonos tanto el miedo y la angustia que siente Oso Pequeño, como la ternura y el amor que desprende Oso Grande. Se trata de imágenes muy realistas, coloridas y bien definidas que reflejan a la perfección la trama del texto; de hecho, los niños, basándose en ellas, podrían averiguar de qué va la historia sin haberla escuchado.
Preparé esta actividad para tratar con niños de entre 4 y 5 años, pues el miedo a la oscuridad es un miedo muy común en los niños pequeños que se intensifica a la hora de ir a dormir. A estas edades, aunque los niños se están iniciando en la lectura, su habilidad se basa principalmente en la descodificación, dejando de lado la comprensión y el disfrute de la historia. Por esta razón, considero que este libro es adecuado para esta técnica, en donde el adulto hace de "trovador", transmitiéndoles a los pequeños la función poética y el simbolismo del cuento, al tiempo que estos disfrutan de sus preciosas imágenes.
Mi preparación de la estrategia:
Una vez decidido el libro infantil que iba a utilizar y repasados los apuntes del bloque tres de la asignatura sobre la narración con libro, ensayé en casa con un libro online. He de decir que no se trata de la forma más correcta de hacerlo, pues no es lo mismo sujetar un libro con sus hojas que sujetar una Tablet, pero debido a diversos motivos no pude conseguir el libro hasta el mismo día.
Además de esto, contando que en la narración con libro, al igual que en el cuentacuentos, no se lee sino que hay que saberse la historia de antemano para poder transmitirla con tus propias palabras y centrarte en la interactuación con los receptores, me escribí el cuento en un folio y me lo leí hasta que me lo supe. La verdad es que esta forma me fue muy útil. Sabía, gracias al libro online y al apoyo de las ilustraciones, qué parte del texto iba en cada hoja y, gracias a la repetida lectura, aprendí a narrar el cuento con mis propias palabras.
Por tanto, tras este proceso, ensayé varias veces en alto, utilizando la Tablet a modo de libro, viendo dónde podía hacer pausas expresivas para darle intriga, qué cambios de voz podía utilizar para cada personaje, dónde utilizar onomatopeyas o qué momentos eran buenos para interactuar con mis receptores; pero... eso sí, sin público.
Taller cooperativo de comunicación literaria:
Llegado el día, nos distribuimos por la clase en grupos de 3 personas de tal manera que, en cada uno de ellos, hubiera una persona de cada estrategia.
Yo en concreto realicé esta actividad 3 veces; es decir, hice mi narración con libro en tres grupos diferentes y, por tanto, me contaron tres cuentos distintos utilizando la lectura y otros tres utilizando la estrategia del cuentacuentos.
En el primer grupo en el que narré el libro infantil, me dijeron que se me notaba muy nerviosa pero que, conforme fui avanzando en la historia, se me fue viendo mas relajada y tranquila. Me aconsejaron que enfatizara más en ciertas partes del cuento, utilizando más la gesticulación y que narrara más lentamente, pues, con los nervios ,se ve que fui un poco rápida. Otra cosa que me dijeron fue que las imágenes del libro les habían gustado mucho y que les habían transmitido la inquietud de Oso Pequeño en la cama y la ternura de Oso Grande.
Tuve en cuenta estas críticas constructivas de mis dos primeras compañeras y las puse en práctica con el segundo grupo. Esta vez, me dijeron que les habían gustado mucho las voces que les había puesto a cada uno de los ositos y como había narrado el cuento, pero que me recomendaban que hiciera alguna pausa más, para que la secuenciación de la historia se viese más marcada.
Una vez más, revisé de nuevo todo lo que mis compañeras me habían recomendado e intenté ponerlo en práctica en el tercer grupo. Esta vez ya estaba mucho más relajada y debió notarse ya que, en este último grupo, me dijeron que les había gustado mucho mi entonación, que la historia les había encantado por la ternura que transmitía y por sus imágenes. Por otra parte, me sugirieron que,cuando hiciera la voz de Oso Pequeño, utilizase una voz más de niño. En ese grupo, una de mis compañeras, al finalizar mi narración, me dijo una expresión que realmente me hizo sentir que por fin lo había conseguido: "chapeau".
Si yo tuviera que...
Si hubiese realizado esta actividad en un aula de infantil con niños de 4-5 años, lo primero que tendría en cuenta sería mi localización. Habría distribuido a los niños sobre la alfombra de la asamblea, en frente mío. Yo, sentada en una silla o en una mesa bajita, muy cerca suyo, les iría enseñando el libro, girándolo a los lados, de manera que todos pusiesen disfrutar de las imágenes al mismo tiempo que de la historia.
Considero que las ilustraciones de este libro son lo suficientemente grandes como para que cualquiera pueda verlas y disfrutar de ellas sin problema alguno, teniendo en cuenta la cercanía docente-alumnos. Sin embargo, en caso de que los niños no pudiesen verlas bien, las escanearía y las pondría en grande en la pizarra digital, de manera que todos pudiesen observarlas con todo detalle. Así evitaría interrumpir la historia continuamente con el "no veo profe".
Antes de comenzar la narración con libro, con el fin de despertar el interés de los niños, les haría una serie de preguntas motivadoras basándome únicamente en la portada y el título. Les preguntaría que de qué creen que va a ir el cuento, si les gustan los osos, por qué creen que Osito no se duerme, quiénes creen que son esos dos osos... También les haría partícipes de la historia haciendo que interviniesen en determinados momentos, pero sin que llegase a ser una narración dramatizada.
Finalmente, una vez terminada la narración, realizaría una serie de preguntas de reflexión sobre temas tales como: de qué cosas tienen miedo y por qué, si duermen solos o acompañados, si duermen con alguna luz encendida, si les gusta dormir, qué habrían hecho ellos en el caso de Osito Pequeño, etc, que pueden dar pie a la realización de diferentes actividades relacionadas con el trabajo de los miedos en el aula.
Autoevaluación:
Esta actividad tan diferente a todas las que había hecho antes, me ha resultado muy enriquecedora, no sólo a nivel personal sino también a nivel profesional.
A nivel personal porque me ha hecho dejar mi vergüenza y mis inseguridades a un lado y superarme a mí misma, al tiempo que me ha permitido relacionarme de una manera mas "íntima", con compañeros con los que tenía menos confianza. A nivel profesional, en cuanto a que poner en práctica estas técnicas y que me digan los aspectos que puedo mejorar, me hace crecer, aprender y por tanto, mejorar como futura docente.
Como dijeron mis compañeras, la primera vez que narré el cuento me encontraba muy nerviosa. Se me notaba en la voz y en la pequeña vibración de mi mano izquierda, con la que sostenía el libro. Sé que esto en gran parte se debe a que en casa no lo ensayé con público delante. También influyó en lo extraño que me resultaba utilizar estas técnicas y estos libros infantiles con personas de mi misma edad en vez de con niños pequeños, con los que no me da vergüenza alguna.
A pesar de estas primeras dificultades, creo que a medida que fui cogiendo confianza conmigo misma , fui mejorando y de esto no solo me di cuenta yo, si no que también lo hicieron mis compañeros. Noté mi seguridad y mi soltura en el último grupo y por tanto agradezco todas las críticas constructivas que me hicieron, porque me fueron totalmente necesarias para poder evolucionar.
Haciendo referencia a la preparación del libro, considero que si realmente le hubiera dedicado más tiempo del que le dediqué y sobre todo, si hubiese ensayado con mi hermana pequeña o cualquier otro familiar, el resultado habría variado muchísimo. Mi primera toma de contacto no habría sido en clase, con mis compañeras, y todas esas inseguridades y miedos con los que narré por primera vez mi libro ante un público, seguramente no habrían desaparecido, pero creo habrían disminuido notablemente.
En cuanto a la historia en sí, pienso que la llevaba bien preparada de antemano, gracias a que hice mucho hincapié en aprendérmela y también gracias a que la estructura que sigue este cuento es tan repetitiva que es muy sencillo memorizarla.
Finalmente, a modo de conclusión, decir que la actividad me ha resultado muy curiosa. Enfrentarse a un público que sabes que lo que va a buscar son tu imperfecciones para decírtelas y que tú mismo seas capaz de asumirlas y mejorarlas, es algo que realmente pone nervioso, sí, pero creo que no existe mejor forma de aprender que de nuestros propios errores.
A la vez que he perfeccionado esta estrategia, he podido disfrutar de las narraciones, lecturas y cuentacuentos de mis compañeras, comparar sus formas de expresarse, las técnicas que utilizaban y observar cómo cada una se lo llevaba a su terreno, dotándoles de ese toque personal que, hacía de cada cuento, un cuento único.
Referencias:
- Apuntes Irune tema 3: La hora del cuento
- Apuntes Irune tema 1: Libros infantiles de autor. Análisis y selección
- Libro "¿No duermes, osito?" de Martin Waddell, Editorial Kókinos